Moriscos: vida, conversión y expulsión de Aragón (IV)

Las incursiones de piratería berberisca norteafricana en el litoral de Alicante y Valencia, sumada a la amenaza de la gran armada turca en el Mediterráneo occidental, hacen que se agraven las tensiones entre la comunidad cristiana y los moriscos entre 1550 y 1570. España y Francia temen una invasión, ya que temen que la población morisca en la costa sea un enlace para preparar la invasión, y se sabe que esos contactos existieron.

En 1550, el pirata berberisco Dragud arrasa la costa, desde Benisa hasta Alicante y en 1556 los berberiscos saquean Denia. Estas fechas coinciden con la subida al trono de Felipe II, que sucede a su padre que se recluye en un monasterio. También a mediados del siglo XVI se descubren en Valladolid y Sevilla brotes protestantes.

En 1563 acaba en Concilio de Trento y Felipe II asume su tarea de paladín de la cristiandad y la misión de salvar del peligro musulmán y protestante a Europa y el mundo; el clima se hace más tenso y la vida más tensa y difícil. Felipe II quiere aplicar sus dictámenes en todo el país. La vigilancia de las costas valencianas se acentúa por parte de las tropas cristianas. Se crean compañías que vigilan, se construyen torres que existen en nuestra costa para vigilar a los berberiscos y turcos. La presencia de estos piratas berberiscos la tenemos documentada hasta el siglo XVIII. La animadversión de los cristianos viejos crece hacia los moriscos, que son considerados sospechosos.

En 1561 se da una nueva oleada de campañas misionales y en 1563 una drástica decisión de desarmar a la población morisca valenciana, para no oponer resistencia en caso de conflicto. Las tropas suben a todos los lugares moriscos y requisan las armas, incluso se les quitan las herramientas de trabajo por si las usan como armas defensivas. Entre 1564 y 1566 prosiguen las campañas misionales y la tensión sigue subiendo.

Felipe II comienza a organizar la defensa marítima del reino. Juan Bautista Antonelli, arquitecto italiano, construye el pantano de Tibi, gracias al cual la ciudad de Alicante se desarrolla, junto con un fuerte en la Sierra de Besuria. Sobre este fuerte, la hipótesis más creíble es la de que construyó para proteger una fuente natural de agua, así nadie se refugiaría en aquella zona y prever así una posible invasión y advertir a toda la población de la zona. Al expulsarse a los moriscos en 1609 se abandonó por no tener función y costar mucho de mantener.

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