Justificación del tema: la trascendencia de la Inquisición en España.

Los tribunales del Santo Oficio han originado una extensa bibliografía historiográfica, interesada por sus procedimientos, los delitos perseguidos y las penas impuestas, y sobre todo, por aquellas personas que fueron juzgadas por sus ideas o sus actos. La Inquisición es uno de los temas centrales de nuestra historia moderna, desde su creación en 1478 hasta su extinción definitiva en 1820. Ha interesado no sólo a historiadores sino a cualquiera deseoso de conocer nuestra historia dentro y fuera de España, los motivos son diversos y entre ellos podríamos citar los siguientes.

La Inquisición fue un organismo ligado a la Iglesia y a las formas históricas de religiosidad hispana, pese a tener cierta autonomía de Roma, y desde luego, de la jurisdicción de los obispos, sometida por otra parte, al poder de los monarcas. Su estudio y valoración deben ponerse en relación con las pugnas espirituales entre católicos y protestantes o entre absolutistas y liberales, que han despertado durante siglos posiciones encontradas. Hoy, mitigados los enfrentamientos que ensalzan o condenan, los historiadores se centran más en comprender que en juzgar la historia.

Por otra parte los fondos y archivos de la Inquisición se conservan en gran medida en buen estado, sus causas, llevadas con minuciosidad y detalle son ricos documentos que permiten conocer la vida de numerosas personas, sus ideas, sus comportamientos y sus actos (siempre tomando lo escrito con todas las reservas posibles). Sus documentos son incomparablemente más ricos en datos que los de los tribunales ordinarios o reales: se juzgaban pensamientos y vidas en las que no se deja nada por investigar. Esto proporciona a estos documentos una viveza e interés extraordinarios.

En consecuencia, los procesos de la Inquisición son fuentes imprescindibles para conocer determinadas parcelas de la historia: las corrientes de espiritualidad o el pensamiento teológico, las creencias o la mentalidades, las ciencias ocultas, la sexualidad, las brujas y su mundo, la psicología del miedo… En definitiva arrojan luz sobre la moral y la religiosidad de un amplio periodo de tiempo y en concreto la modernidad que constituye una época muy importante en la historia de España.

En todo caso, más allá de la curiosidad que inspira y la polémica acerca de su sentido –su bondad o maldad-, son los tribunales del Santo Oficio un capítulo primordial en la edad moderna. Un instrumento del poder real y eclesiástico que ha configurado nuestra historia y permite, hoy, conocer tanto las instituciones como a los hombres que vivieron en el territorio hispano durante el antiguo régimen.