Para ponernos en situación de una manera correcta, vemos necesario explicar de forma resumida el contexto histórico de las portadas que han sido utilizadas para el análisis.
Nos encontramos dentro de la etapa de la historia contemporánea de España conocida como la “transición”, en los años posteriores a la muerte de Franco y en el proceso por el que la dictadura estaba siendo sustituida por una monarquía constitucional. El clima político reinante era enrarecido, incierto, más si cabe con la debilidad del gobierno de Adolfo Suárez que había llevado a su dimisión a finales de enero de 1981. Algunas muestras previas de la situación que favorecía un golpe de estado era la denominada Operación Galaxia de 1979 o los artículos aparecidos en diarios ultraderechistas como El Alcázar, en los que se demanda un gobierno militar.
El 23 de febrero de 1981 se estaba produciendo la segunda votación de investidura para el sucesor en la presidencia del gobierno, con el candidato en la figura de Leopoldo Calvo Sotelo (de UCD), que el anterior 20 de febrero no había podido conseguir la mayoría absoluta necesaria. Sobre las 6 de la tarde la trama golpista comenzaba la acción, entrando alrededor de 200 guardias civiles y sus mandos al Congreso de los Diputados, dirigidos por el teniente coronel Antonio Tejero. No era la única acción que se había planeado: de manera simultánea en Valencia el capitán general Jaime Milans del Bosch ordenó a sus tropas que tomasen las calles.
El plan golpista comprendía la presencia de una alta autoridad militar en el Congreso, que ordenaría los siguientes movimientos y la composición del nuevo gobierno. Sin embargo esa presencia no se produjo, y aún a día de hoy continúa siendo objeto de debate el nombre de dicha figura, conocida por su seudónimo “Elefante Blanco”
Finalmente el plan fracasó. El primer motivo fue la falta de compromiso de más capitanes generales a la causa, pues se mostraron indecisos o fieles a la Constitución, entre otras cosas por el compromiso que el Rey manifestó con la carta magna y la democracia, hecho que provocó la desafección de militares que actuaban en nombre del monarca. Finalmente el jefe de estado se dirigió a la nación, de forma tardía, en la madrugada del día 24, en un comunicado retransmitido por televisión en el que desautorizaba la intentona anticonstitucional. A medio día del 24 se puede dar por terminado este negro episodio de la historia reciente española, cuando se libera el Congreso tras una serie de negociaciones con los golpistas. Este suceso además tuvo especiales connotaciones en los medios de comunicación, pues si bien los públicos (RTVE) fueron tomados, los privados no, por lo que mientras duró el intento informaron sobre todas las noticias y rumores que a sus redacciones llegaban; por otra parte la retransmisión en directo por radio del inicio del golpe y la grabación del mismo por las cámaras se convirtieron en hechos sin precedentes en el país.