Me han comentado algunos compañeros que tengo bastante desactualizado mi blog de la UA. Intentaré al menos dar cuenta de algunos temas que sí estoy recogiendo en otros blogs.
Acabo hace unos días de ocuparme de un tema que considero tiene la mayor relevancia: el emprendimiento universitario.
Creo que hay al menos ocho necesidades para que los emprendedores en un entorno universitario español puedan progresar:
1. Conocimientos del profesorado. En su inmensa mayoría los profesores tienen poca o nula experiencia empresarial, aunque sin duda posen conocimientos valiosísimos para las mismas.
2. Incentivos al profesorado. Son nulos también. A los profesores se nos premia por publicar en revistas científicas de prestigio, y por nuestra actividad docente regular. Nada por mejorar la empleabilidad de nuestros alumnos o de potenciar su capacidad de emprender.
3. Consejos Sociales regulación y funciones. Los Consejos podrían pivotar más hacia este tipo de temas que constituyen una prioridad social de primer orden.
4. Políticas gubernamentales en favor del emprendimiento universitario. Brillan por su ausencia.
5. La oportunidad de las prácticas en las empresas. Constituye una oportunidad mejorable una base a explotar que permitiría un acercamiento del mayor interés.
6. Planes de estudio. El emprendimiento necesita de planes de estudios hibridados multidisciplinariamente. De ahí surgen nichos muy interesantes y de un potencial relevante.
7. Apuesta por sectores de futuro. En emprendimiento universitario debe basarse en sectores de futuro. Por tanto requiere de un esfuerzo relevante de las universidades por identificar estos sectores, anticipar ofertas formativas, proyectos de investigación, etc. Sectores como la Nanotecnología, Economía Digital, Biotecnología, Salud…
8. Creación y participación activa en Redes públicas y privadas en favor del emprendimiento. Hay excelentes programas como Red Emprendia, Yuzz -CISE, Unimooc, etc, Las universidades deben ser proactivas en su integración y explotación.
Artículo original: Ser multimillonario sin título universitario ¿y por qué no le damos la vuelta?