Nació en Estridón, ciudad ubicada en los límites entre Dalmacia y Panonia, aproximadamente entre los años 340 y 342; murió en Belén el 30 de Septiembre del 420.
Viajó a Roma, probablemente por el año 360, donde fue bautizado y se convirtió en un estudioso de los temas eclesiásticos. De Roma viajó a Tréveris, ciudad famosa por sus escuelas, y ahí comenzó sus estudios teológicos. Más tarde se dirigió a Aquileya, y hacia el 373 salió en un viaje hacia el Este. Se asentó primeramente en Antioquía, en donde escuchó hablar a Apolinar de Laodicea, uno de los principales exégetas de aquel tiempo y que aun no estaba separado de la Iglesia. Desde el 374 hasta el 379 Jerónimo llevó una vida ascética en el desierto de Calcis, al sur-oeste de Antioquía. Ordenado sacerdote en Antioquía, viajó a Constantinopla (en el 380-381), donde surgió una amistad entre él y San Gregorio de Nazianzo. Desde el 382 hasta Agosto del 385 se estableció temporalmente en Roma, no lejos del Papa Dámaso. A la muerte de este último (el 11 de Diciembre del 384), su posición comenzó a hacerse difícil. Sus severas críticas le ganaron enemigos resentidos que buscaron la manera de perjudicarlo. Después de algunos meses, se vio obligado a salir de Roma. De camino entre Antioquía y Alejandría, llegó a Belén en el 386. Se estableció ahí en un monasterio cercano a un convento fundado por dos damas Romanas: Paula y Eustoquia, quienes lo siguieron a Palestina. De ahí en adelante llevó una vida de ascetismo y estudio; pero aun entonces se vio envuelto en problemas por sus controversias, de las cuales habla-remos más adelante, una con Rufino y la otra con los Pelagianos.
La actividad literaria de San Jerónimo, aunque bastante prolífica, puede ser resumida bajo algunos pocos títulos principales: trabajos en la Biblia; controversias teológicas, trabajos históricos; diversas cartas; traducciones. Pero es, quizás, la cronología de sus escritos más importantes, la que nos permitirá seguir más fácilmente el desarrollo de sus estudios.
Un primer periodo se extiende hasta su estancia temporal en Roma (382), es un tiempo de preparación. De esta etapa tenemos la traducción de las homilías de Orígenes sobre Jeremías, Ezequiel e Isaías (379 al 381), y casi al mismo tiempo la traducción de la Crónica de Eusebio; y la “Vita S. Pauli, prima eremitae” (374 al 379).
Un segundo periodo abarca desde su estancia en Roma hasta el inicio de la traducción del Antiguo Testamento Hebreo (382 al 390). Durante esta época la vocación exegética de San Jerónimo se reafirmó bajo la influencia del Papa Dámaso, y tomó su forma definitiva cuando la oposición de los eclesiásticos de Roma obligó al cáustico Dálmata a renunciar a su desarrollo eclesiástico y retirarse a Belén. En el 384 tenemos la corrección de la versión Latina de los Cuatro Evangelios; en el 385, las Epístolas de San Pablo; en el 384, una primera revisión de los Salmos Latinos, de acuerdo al texto aceptado de la Septuaginta (Salterio Romano); en el 384, la revisión de la ver-sión Latina del Libro de Job, después de la versión aceptada en la Septuaginta; entre el 386 y el 391, una segunda revisión del Salterio Latino, esta vez teniendo delante el texto griego de la “Hexapla” de Orígenes (llamado Salterio Galicano, contenido en la Vulgata). Es dudoso si él re-visó la versión entera del Antiguo Testamento de acuerdo al Griego de la Septuaginta. Del 382 al 383 redactó “Altercatio Luciferiani et Orthodoxi” y “De Perpetua Virginitate B. Mariae; adversus Helvidium“. Del 387 al 388, comentarios sobre las Epístolas a Filemón, a los Gálatas, a los Efesios y a Tito; y entre el 389 al 390 sobre el Eclesiastés.
Entre el 390 y el 405, San Jerónimo concentró toda su atención en la traducción del Antiguo Tes-tamento del Hebreo, pero esta obra la alternó con muchos otros trabajos. Entre el 390 y el 394 tradujo los Libros de Samuel y de los Reyes, Job, Proverbios, Eclesiastés, el Cantar de los Cantares, Esdras y Paralipómenos. En el 390 tradujo el tratado “De Spiritu Sancto” de Dídimo de Ale-jandría; en el 389 al 390 esbozó sus trabajos “Quaestiones hebraicae in Genesim” y “De interpre-tatione nominum hebraicorum“. En el 391 al 392 escribió la “Vita S. Hilarionis“, la “Vita Malchi, monachi captivi“, y comentarios sobre Nahúm, Miqueas, Sofonías, Ageo y Habacuc. Del 392 al 393, “De viris illustribus“, y “Adversus Jovinianum“; en el 395, comentarios sobre Jonás y Abdías; en el 398, revisión del resto de la versión Latina del Nuevo Testamento, y por la misma época comentarios de los capítulos xiii-xxiii de Isaías; en el 398, un trabajo inconcluso “Contra Joannem Hierosolymitanum“; en el 401, “Apologeticum adversus Rufinum“; entre los años 403 al 406, “Contra Vigilantium“; finalmente, del 398 al 405, completó la traducción del Antiguo Testamento del Hebreo. En la última etapa de su vida, del 405 al 420, retomó la serie de sus comentarios que había interrumpido durante siete años. En el 406 comentó sobre Oseas, Joel, Amós, Zacarías y Malaquías; en el 408, sobre Daniel; del 408 al 410, sobre el resto de Isaías; del 410 al 415, sobre Ezequiel; del 415 al 420 sobre Jeremías. Del 401 al 410, fecha en que dejó de hacer sus sermones; tratados sobre San Marcos, homilías sobre los Salmos, sobre varios temas y sobre los Evangelios; en el 415, “Dialogi contra Pelagianos“.
//