Los ecosistemas con una amplia variedad de plantas y animales tienden a ser más estables: más resistentes a las enfermedades, las plagas y la sequía, y menos propensos a la erosión del suelo.
La agricultura orgánica pretende impulsar esa diversidad:
- Utilizando compost para alimentar a las numerosas lombrices y microorganismos que habitan en el suelo sano y fértil.
- Proporcionando hábitats, como cercos y “plantas acompañantes” cerca de las cosechas para atraer a los depredadores naturales de plagas (minimizando así la necesidad de utilizar pesticidas).
- Cultivando una amplia variedad de productos.
Fuente: Joanna Yarrow.