ALCINA FRANCH, José. La encuadernación. En: La Biblioteca de Alfonso V de Aragón en Nápoles Vol.1. Valencia: Direcció General del Llibre i Coordinació Bibliotecaria, 2000. p.49-82. ISBN 84-482-2479-7.
Bien es sabido que las antiguas encuadernaciones eran en muchos casos menospreciadas, y su interés por ellas no fue importante hasta hace pocos siglos. Es por ello que aunque la cantidad de encuadernaciones que existen conservadas de la Biblioteca de Alfonso V no sean la mayoría (se conservan unas 250), la importancia de éstas en el estudio y la conservación de la encuadernación es extraordinaria.
Además, su relevancia aumenta porque este arte en Nápoles fue considerado el puente de unión entre el arte mudéjar español y el arte europeo de los siglos posteriores, donde se observan las huellas del arte orientalista fundido con lo europeo.
Gracias el estudio de los distintos libros de la Biblioteca Napolitana donde se conserva una buena encuadernación se ha podido extraer un importante conocimiento sobre todos los aspectos de este arte, tanto de técnicas como de materiales utilizados. El encuadernador seguía un proceso riguroso:
En primer lugar se prepara el texto y se agrupan los folios utilizados en lo que se llaman cuadernillos, que tienen un número variable de hojas y eran perfectamente ordenados. Existían diferentes técnicas para ello, aunque era común escribir al final de un folio la palabra con la que empezaba el siguiente. Después de este proceso, todos los cuadernillos eran cosidos en el telar hasta formar el volumen.
Es entonces cuando se crean las tablas que servirán de cubierta. Las de las obras Napolitanas están generalmente formadas por tablas de madera, aunque algunas están formadas con cartón, pero para encuadernar pequeños libros breves.
El forrado de las tapas se realiza bien en seda, papel terciopelo o piel, esta última la más utilizada y se solía tintar y decorar con el escudo del Duque de Calabria grabado en oro en el centro de la primera cubierta.
Otra tarea a realizar por el encuadernador era la pintura del corte del libro, o sea, de los cantos de los folios. Son frecuentes en los códices humanísticos los cortes dorados, mientras que se eligen colores rojos, amoratados o negruzcos para los góticos. Durante un periodo de tiempo era frecuente la inscripción del título y del nombre del autor en el canto de los folios, ya que eran colocados de forma inversa a la actual, aunque más tarde encontramos otros volúmenes que conservan esta inscripción en el lomo del libro.
Cabe destacar en todo este proceso el uso del oro, que aunque no se puede conocer con exactitud la fecha en la cual comenzó esta práctica(parece que a mitad del siglo XV), si sabemos cuál es el proceso que se seguía para su plasmación en el códice.
A grandes rasgos, éstas son las características esenciales de la encuadernación en la Biblioteca de Alfonso V, sin embargo, el capítulo del libro al que nos hemos referido al comienzo de esta entrada realiza un estudio muy descriptivo y completo sobre los tipos de encuadernación, su estilo, y los encuadernadores a destacar en cada periodo, por lo que para tener un conocimiento total del tema es recomendable consultarlo.
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