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Brujería

LA CAZA DE BRUJAS

LA CAZA DE BRUJAS

 

“Deseo que se sepa que soy enemigo declarado de los brujos y que siempre los detestaré, tanto por sus execrables abominaciones como por su infinita cantidad, que sigue aumentando día a día”   

Henry Boguet, Execrable discurso sobre los brujos, 1602

 

Los brujos son heréticos y apóstatas. Sólo merecen la muerte.

Partimos de la base de que el crimen de brujería, es el más abominable que puede existir. Por ello, los brujos son condenables, ya que cometen un importantísimo delito religioso, abrazar la causa del diablo.

Estos brujos, son condenados porque han hecho un pacto con el diablo, en el que redactan suscritos con su propia sangre, en una sociedad en la que nadie negaba la religión cristiana.

 

El brujo, no sólo es un hereje si no que, al rechazar la religión de Dios cambiándola por la del Diablo, es también un apóstata. Por ello, el tribunal inquisitorial, no puede tener ninguna piedad con él, ni puede devolverlo a la Iglesia. Si el brujo confiesa sus crímenes, en condenado a la hoguera.

Destacamos también que, el crimen de brujería despierta gran interés entre las minorías privilegiadas del reino. Donde veremos como, los propios clérigos quedaron eclipsados ante los juristas laicos, cobrando importancia los señores «de horca y cuchillo» que como sabemos, en época moderna, la gran caza de brujos fue tarea de los tribunales laicos (esto se produjo a partir del siglo XV, cuando la inquisición dejó de tener responsabilidad en cuanto a la represión de brujería).