A lo largo de esta entrada vamos a llevar a cabo la explicación del primer conflicto interior al que se tuvo que enfrentar el protagonista de este blog, Carlos I.
Este conflicto tuvo lugar en Castilla entre los años 1520 al 1522, fue protagonizado por los llamados comuneros y serán protagonistas varias ciudades castellanas que se levantaron en contra del nuevo monarca y de la situación en la que vivían. En especial cabe mencionar las ciudades de Toledo y de Valladolid, las cuales se situaron a la cabeza de este levantamiento.
El conflicto estalló tras varios años de inestabilidad en el territorio castellano, un desorden que se venía arrastrando desde la muerte de Isabel la Católica en el año 1504, momento en el que llega a su fin una época de equilibrio social, económico y político.
Carlos I llegó a Asturias en 1517 tras reclamar en Flandes sus posesiones un año antes. Ya en 1518 asistió a las Cortes de Valladolid; llegó sin saber castellano y con una corte formada por nobles y clérigos flamencos, lo cual hizo levantar el malestar entre los nobles castellanos temerosos de ver perder su poder con la llegada del nuevo monarca, como de hecho ocurrió como vemos con el nombramiento de Guillermo de Croy, quien contando tan solo con 20 años fue nombrado Arzobispo de Toledo sucediendo al Cardenal Cisneros.
En el año 1520, Carlos I y V de Alemania fue precisamente a este país para ser proclamado emperador como sucesor de su abuelo Maximiliano, pero este nombramiento no era para nada bien visto en Castilla, y es que las ciudades castellanas mantenían que dicha proclamación terminaría por perjudicar tremendamente a Castilla, ya que deberían de hacer frente a una política fiscal inapropiada; esto, junto a una serie de malas cosechas y epidemias, acabaron por provocar revueltas urbanas. Las ciudades castellanas pedían ser gobernados por la madre de Carlos, Juana I de Castilla.
A pesar de este clima de crispación, Carlos se fue de España dejando como regente a Adriano de Utrecht, Papa número 18 de la Iglesia Católica. Tras la marcha del monarca los levantamientos se sucedieron por las diferentes ciudades de la meseta, Toledo, propuso a las ciudades en rebeldía la necesidad de una reunión en la que se trataran diferentes puntos como eran entre ellos: volver al sistema tradicional de cobro de impuestos, prohibir la salida de dinero del reino y que los cargos públicos fueran exclusivamente ocupados por castellanos. Además de los revoluciones de varias ciudades en contra de la nueva política de Carlos I, hubo algunos levantamientos en los señoríos por parte del campesinado contra sus señores, lo que ha dado a pensar que esta llamada Guerra de las Comunidades fuera en realidad una revolución señorial.
La rebelión duró alrededor de un año, momento en el que el emperador organizó a sus partidarios y sus tropas y puso freno a la revolución en la Batalla de Villalar, tras una derrota previa por parte de los comuneros en Tordesillas y una victoria que levantó el animo comunero en Torrelobatón con la ocupación de su castillo. Tras la victoria final de Villalar fueron castigados con la muerte los líderes de este levantamiento: Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado en la Plaza Mayor de Villalar.
Carlos I superó este escollo con el apoyo de la alta nobleza y los grandes comerciantes castellanos y las ciudades de Castilla la Vieja volvieron a ofrecer su sumisión al rey. Tras este duro golpe a los comuneros solo se mantuvo en rebeldia Toledo, la cual acabó cayendo tambien en 1522. Carlos I dio en Valladolid el 1 de Noviembre de 1522 una amnistiá a 293 rebeldes mientras que otros 100 comuneros fueron ejecutados y la nobleza quedó relegada bajo el poder de la monarquía.
Bibliografía:
Sánchez León, Pablo (1998). Absolutismo y comunidad : los orígenes de la guerra de los Comuneros de Castilla. Siglo XXI de España.