
La idea es sencilla: primero aparece una mujer que cambia todos los días de modelito; más abajo, vemos a un hombre aburrido que lleva varias décadas con el mismo traje.
En la página donde he encontrado este cartoon lo explican: varios de los lectores del Daily Mirror habían expresado sus temores de que, si las mujeres obtenían el derecho al voto, pudieran favorecer a los conservadores y reaccionarios. Con este dibujo, el viñetista sostiene que, según la historia de la moda, es difícil que eso ocurra.
Encierra un poco de machismo clásico, pero la respuesta es bastante inteligente. Por cierto, el mismo debate se planteó en España cuando se estaba decidiendo si las mujeres tenían derecho o no al sufragio.
W.K. Haselden, 9 de abril de 1917.