Hace tiempo nos contaron en una clase -sería de Historia Moderna- que a Madrid se desplazaban cientos y miles de personas mendigando un empleo, pidiendo una oportunidad para acceder al escalón más bajo de la administración y así ir ascendiendo poco a poco.
Al parecer, en 1873 esa idea aún permanecía. De hecho, se refuerza con la figura del cesante, un empleado público que es despedido de su puesto en la administración por la llegada al poder de otro partido político. Normalmente, cuando su partido retomaba el poder, recuperaba su puesto de trabajo. Mientras ocurría eso, podía pasear por la Puerta del Sol.
Mundo cómico, 9 de febrero de 1873.