Adriano Campo Bagatin, Rafael A. Alemañ, Paula G. Benavidez, Manuel Pérez-Molina, Dereck C. Richardson
Los asteroides, pequeños cuerpos rocosos que existen en nuestro sistema solar, presentan una gran variedad de formas. Semejante diversidad abarca desde objetos notablemente redondeados a otros más bien alargados, o de sistemas binarios (un cuerpo principal en torno al cualorbita otro menor) y “binarios de contacto” como (25143) Itokawa, el objetivo de la misión Hayabusa (JAXA). Los binarios de contacto, concretamente, exhiben una forma característica descrita como un apreciable engrosamiento de la masa en sus extremos opuestos, extremos separados por un cuello, o estrechamiento, que los asemeja a un gigantesco cacahuete. Se supone que estos objetos se formaron por la colisión lenta de dos pequeños cuerpos antes independientes que han acabado uniéndose en una única entidad.
Cualquiera que sea su forma, estos pequeños cuerpos pasan la mayor parte del tiempo dentro de una región caracterizada por las colisiones entre sus componentes, el Cinturón de Asteroides, donde los procesos de impacto son relativamente frecuentes. Las especulaciones sobre el origen de las variadas formas de los asteroides, recurren a mecanismos tales como colisiones (que pueden agrupar objetos antes separados) y efectos de giro del asteroide sobre sí mismo (que pueden desprender alguna de sus partes).
Recientemente se han llevado a cabo simulaciones numéricas de la interacción gravitatoria entre los componentes de un conjunto de varios objetos (sistemas de n cuerpos) para analizar la evolución de los fragmentos resultantes después de colisiones catastróficas (Campo Bagatin et al., 2018). En el presente estudio se introduce la idea de que el proceso estocástico de acumulación gravitatoria de tales fragmentos, puede ser responsable de muchas de las formas observadas en los asteroides. La elongación en la forma –tanto para el tipo S (silíceo) como para el C (carbonáceo)– muestra una cierta tendencia a incrementarse con el aumento del volumen de la distribución inicial de los fragmentos que se van a reacumular
Es más, las conclusiones ofrecidas al final de este artículo, permiten asegurar que el tipo asteroidal llamado “binario de contacto” puede surgir regularmente durante el proceso de reacumulación gravitatoria tras un impacto catastrófico. Procesos similares pueden haber ocurrido también en el caso de algunos cometas y objetos transneptunianos (aquellos que se encuentran allende la órbita de Neptuno).