La primera parte del viaje será seguir la Ruta de la Seda, desde Xi’an,también llamado ChangAn (China) hasta Estambul y Jerusalén, por tierra siempre que sea posible. Atravesaré varios de los “stans” de Asia Central que antaño pertenecieron a la Unión Soviética, después Pakistán, Afganistán, Irán y los países del Cáucaso. De Estambul regreso a Siria, Jordania, Líbano e Israel.
La Ruta de la Seda fue la vía de comunicación más importante de la humanidad, entre China y el Mediterráneo. Aunque el nombre sugiere que lo que se movía a través de ella solamente era la seda y otros productos, de hecho se transportaban invenciones e ideas. Alejandro Magno, Gengis Khan, Ibn Batutta, Marco Polo.
La “Ruta de la Seda” era el nexo simbólico e histórico entre Oriente y Occidente. El primero en usar esta expresión – Ruta de la Seda-, fue el geógrafo alemán Fernando Von Richthofen a finales del S. XIX. Con ella quería indicar el conjunto de rutas comerciales que unían China, Asía Central y Europa. Desde entonces sirvió para designar la compleja realidad unida a los intercambios entre Asia y Europa.
Mapa de “La Ruta de la seda” por tierra y por mar”.
La red de vías que surcaba estos territorios tuvo su origen en tiempos antiquísimos. Los itinerarios eran rutas de transporte de las mercancías más variadas. A lo largo de ella, al lado de los mercaderes, transitaron misiones diplomáticas, monjes a las búsqueda de los textos de religiones orientales, exploradores, arqueólogos y aventureros.
Además de la seda y otras mercancías por esta vía viajaron, de una parte a otra del mundo entonces conocido, ideas, filosofías, religiones, inventos, tecnologías, noticias antropológicas, intercambios políticos,… que influirían, por un lado el Occidente y, por otro, el imperio chino.