El siguiente comentarío de la alumna CRISTINA BLASCO RODRÍGUEZ fue uno de los que obtuvieron la máxima puntuación (10) en la primera prueba de evaluación continua el pasado 2 de marzo. Os invito a leerlo.
Es algo tan maravilloso como desquiciante, sí así es. Aunque no puedo hablar de un Kevin Mitnick1, con un hacker en casa vives experiencias un tanto extrañas, pues en cualquier momento puedes disfrutar de conexión gratuita al Internet del vecino, puedes recuperar las fotografías que borraste de tu cámara digital hace un mes por equivocación e incluso ver que hace en su ordenador alguien cercano. Lo malo empieza cuando un día recibes un sms de tu cuñado diciéndote exactamente en qué calle te encuentras, y es que te ha puesto un rastreador gps y puede conocer tu ruta en cada momento siempre que lleves el teléfono móvil encima. Otro día estás tan tranquilamente con tu ordenador en casa, y se abre una hoja de Word ‘sola’ en la que pone, ‘HOLA CUÑADITA’ y claro empiezas a sentirte observada. Todos estos ejemplo, no entrañan demasiada gravedad, pero cuando una persona es capaz de guardarse un ordenador en su pen drive y conectarse a él desde su propio ordenador cuando lo desee, ya empieza a ser preocupante. Pues bien, este hacker casero tiene en su poder el ordenador de su empresa, entre otros, y puede ver información privada, desde qué cobran sus compañeros, hasta las charlas de Messenger que tiene con sus amigas la hija del jefe.
La pregunta es la siguiente, si un hacker casero puede hacer todas estas cosas y muchas más, ¿qué podrá hacer un hacker de verdad? ¿Y un cracker? Es preocupante, ya que el primero de estos poseerá información privilegiada, pero el segundo puede hacer y de hecho lo hace, mal uso de la misma. En mi opinión, el uso de la información (por parte de estos habilidosos de las computadoras) tiene dos partes, una es que dado que muchas veces se nos oculta información para que no sepamos más de la cuenta y vivamos en la ignorancia, manipulados por las altas esferas de poder, un hacker puede cambiar todo este panorama, y hacernos ver la luz. Pero por otra parte, este abuso ilegal muchas veces no sólo es ilícito, si no que socava el derecho a la intimidad de cada uno.
Las nuevas formas de comunicación como Internet, abren un mundo infinito ante nuestros ojos, que a las personas de a pié muchas veces nos viene grande. La mayoría de nosotros tenemos cuenta online con nuestro banco, y podemos hacer operaciones varias desde la misma, y eso es algo muy positivo por una parte, y muy negativo por otra, pues los fraudes están al orden del día. Además disponemos de una o varias redes sociales de las que somos usuarios, en las que colgamos fotos, videos, nuestros datos, nuestros gustos y aficiones, pero hay que preguntarse una cosa, ¿utilizan esta información que poseen con fines que se escapan de nuestro alcance? Pues según he leído, las redes sociales son órganos de control masivo, pues no están diseñadas para defender nuestra privacidad. Es por ello que vigilan a la población para conocer lo que le gusta, son armas de doble filo ya que cuando subes información tuya a una red social ésta adquiere el derecho de hacer con tus datos lo que le plazca.
En mi opinión Internet es la droga más peligrosa del mundo, debido a mi experiencia propia. Vivimos eternamente conectados a la red, pendientes de nuestro Messenger, del chat y de las redes sociales. Los jóvenes, y no tan jóvenes, de hoy en día sufrimos una grave adicción. Si un día no nos conectamos lo pasamos francamente mal (al menos una gran mayoría con la que he hablado sobre este tema), sentimos la necesidad de estar unidos mediante Internet con nuestros amigos, y a veces esto empieza a convertirse en un problema, pues le dedicamos un número excesivo de horas a esta actividad. Incluso a veces preferimos quedarnos frente a un ordenador conectados a la red que salir y relacionarnos con el mundo de fuera.
Por todo ello cabe decir, que como en Internet, claro está, que no todo son ventajas, se hace imperiosa la necesidad de una exhaustiva regulación, para todo tipo de actividades en línea, desde las polémicas descargas de música, libros (Google books search) y películas, pasando por la enorme industria de la pornografía, además de las redes sociales entre otras muchas acciones. Pues a veces en nuestro país tenemos el gran defecto de no regular las cosas hasta que no nos vemos con el agua al cuello, y en estos menesteres se hace imperiosa la necesidad de una ley, debido a que el ‘phising’ (fraude mediante el envío masivo de correos electrónicos de falsas entidades bancarias) va en aumento (España fue el tercer país con más fraudes por Internet en 2007).
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
o HIMANEN, P., La ética del hacker y el espíritu de la era de la información. Barcelona: Destino, 2002.
o CALVO CARAVACA, A.M, Conflictos de leyes y conflictos de jurisdicción en Internet, Madrid : Colex, 2001.
o RIBAS, P., “La ética de Lisbeth Salander”, [en línea]. Junio, 2009, Febrero 2010 [16 de junio de 2009]. Disponible en la web: http://www.lavanguardia.es/lv24h/20090617/53724483488.html