Impresionantemente artístico, bello, ejemplar e irrepetible. Cada ser humano es único, independientemente de su sexo, raza, religión, nacionalidad o diversidad funcional. Cuando amputaron el brazo a esta mujer, lo primero que pasó por su mente fue la palabra suicidio. Lo que se hubiera perdido ella y la humanidad de haberlo llevado a la práctica. Aprendamos que la diversidad funcional, no es un lastre, sino la vida misma en diversas circunstancias. Solo precisamos de las herramientas necesarias para que en este mundo hóstil quepamos todos.