La doble moral
Decía Ortega y Gasset que el Papa venda bulas o que el comerciante sise en el peso, es lo normal, está admitido moralmente por la sociedad; pero que el comerciante venda bulas o el Papa defraude en el peso, eso es lo inmoral, lo inadmisible. Cada clase tiene su propia moral. Lo natural de un tío de derechas es que viva en el lujo; si es pobre, es un desclasado de derechas, un fracasado derechizado. En mi barrio se decía que si una chica empezaba a ligar mucho no podía ser de derechas aunque fuera a misa. Y el mayor descalificativo contra un rojo era que vivía en un pisazo o tenía un coche de lujo. Un rojo tenía que ser pobre y humilde, si era rico, era un rojo de salón, cuando no un hipócrita.
Igual pasa con los partidos. Durante los gobiernos de derechas con Fraga, Rosón y Martín Villa, las fuerzas parapoliciales mataron a unos 40 etarras o sospechosos de serlo, ningún partido denunció ni se culminó ningún procedimiento criminal. Aquello respondía a lo que dijo Fraga: "El mejor terrorista es el que está muerto". En la época de los socialistas las mismas fuerzas parapoliciales (Gal) que mataron a 26, se disolvieron en el año 1986. Nueve años después, a iniciativa del PP se abrió un proceso por el secuestro de un sospechoso de terrorismo y fue condenado y metido en prisión el ministro socialista Barrionuevo.
Con la corrupción política pasó lo mismo. En el caso Filesa, que se cobraban comisiones por responsables socialistas, actuó directamente un magistrado del Tribunal Supremo, Barbero Carnicero, que entraba físicamente a investigar al Banco de España, sin mediar oficio al gobernador, como marca la ley, hizo una investigación general de todas las finanzas del PSOE y registró personalmente todos sus despachos. Los responsables fueron condenados de dos a diez años de prisión. En el caso Naseiro (tesorero del PP), en que existían indicios, especialmente por conversaciones telefónicas, de corrupción y financiación ilegal, terminó archivándose el asunto, declarándose nulas las transcripciones telefónicas y mandadas destruir las cintas, sentando por primera vez una nueva doctrina sobre intervenciones telefónicas, y el PP denunció y difamó al pobre juez Luis Manglano que se había atrevido a investigarlos. Lo mismo que ahora en el caso "Gürtel" que pusieron varias querellas contra el juez Garzón que les investigaba, y se ha dividido el caso, para diluir la cosa, entre tres tribunales: el Supremo y Superiores de Madrid y Valencia (que ya ha archivado). En este caso no hay ningún Barbero Carnicero entrando en todos los despachos.
En 1991, en Benidorm, Zaplana consiguió la Alcaldía a través de la tránsfuga socialista Maruja Sánchez, bien colocada económicamente ella y también su marido. Después de hacer un pacto los dos partidos contra el transfuguismo, por parte del PP se ha vulnerado varias veces, especialmente en el caso de Dénia. Dieciocho años después, mediante un tránsfuga popular los socialistas consiguen la Alcaldía. El alcalde saliente ha dicho que los socialistas son unos cuatreros que han asaltado su despacho contra la voluntad del pueblo. ¿Zaplana también fue un cuatrero? Pues le fue muy bien, llegando a presidente de la Generalitat. Rajoy le exige a Zapatero que prometa que estos tránsfugas no se podrán presentar en las próximas elecciones. "Si no, no me vale". Y es que los socialistas se han llegado a creer lo de la doble moral y desautorizaron la moción de censura en Benidorm, por lo que sus concejales tuvieron antes que dimitir del partido. Un paripé que a nadie ha beneficiado porque nadie se lo cree. Hubiera sido más fácil decir el PSOE que se consideraba roto el pacto contra el transfuguismo por el PP y que tomaban el poder en Benidorm al tener mayoría, y punto. Además, lo ético es que si un concejal no está de acuerdo con su partido se marche a su casa. ¿Pero y si se queda? En nefasta sentencia el Tribunal Constitucional dijo que el cargo no dependía del partido sino del elegido, por lo que el tránsfuga votará a favor de la oposición quiera o no ésta, y entonces más vale tomar el poder directamente. Se dice como crítica que ahora se pensará que "todos son iguales", sí, pero algunos son "más iguales que otros", para la justicia, por ejemplo. Por otra parte, lo que pasa en Benidorm es un reflejo de las luchas internas del PP, ¿no se habrá alegrado alguno de su partido de que se "asaltara" el despacho del alcalde?