L’Horta
Una familia denuncia a la Conselleria por retirar el educador a su hija con autismo.
La menor, de 12 años y vecina de Mislata, padece el síndrome de Asperger y sufre problemas de socialización
24.09.09 –
JUAN MIQUEL | MISLATA
«La niña ha conseguido resultados académicos brillantes en el colegio gracias al educador»
Patricia (nombre simulado) tiene 12 años y un síndrome, el de Asperger, que le dificulta las relaciones con su entorno. Sufre un grado menor de autismo, que le ha obligado, durante toda la etapa primaria, a contar con la ayuda de un educador porque «se recluye con frecuencia», según cuenta su padre, Juan O. B.
La Conselleria de Educación, sin embargo, se ha negado a que en el instituto donde ahora cursa sus estudios, en la Morería de Mislata, conserve el educador como tenía en su colegio. Por este motivo, su padre ha decidido presentar una denuncia ante la Fiscalía del Menor.
El progenitor de la niña lamenta que su hija lleve desde el pasado 15 de septiembre sin una persona que le ayude cuando más lo necesita, en una etapa de cambios.
«En primaria ha tenido apoyo pedagógico, y fruto de esta atención ha logrado obtener unos resultados académicos brillantes. Ahora, sigue siendo necesario que personal especializado le explique las normas poco a poco y se eviten imprevistos que le puedan hacer sufrir problemas de conducta», asegura su padre.
Los responsables del gabinete psicopedagógico municipal, que han atendido a la menor durante toda la primaria, ven la necesidad de que siga sus estudios acompañada de un educador. Sin embargo, una vez en Secundaria, debe ser la Conselleria quien financie a este educador. Sin embargo, según consta en la denuncia, en la Conselleria de Educación han informado que se han realizado los trámites oportunos para que su hija tuviera el correspondiente apoyo en ese instituto, pero es un problema de hacienda, «al carecer de recursos económicos».
Por su parte, un responsable del instituto la Morería ha confirmado las necesidades pedagógicas de la menor. «Aunque a día de hoy se le atiende en todo lo posible, es primordial disponer de un educador especial que pueda prestarle la atención diaria que le corresponde», explica dicho responsable.
Las personas que padecen síndrome de Aspergen carecen de empatía, es decir, no saben apreciar la comunicación no verbal y en casos más graves ni siquiera conocen el significado de una sonrisa. Cuando no entienden qué pasa a su alrededor tienden a recluirse, lo que dificulta, en niños, su normal escolarización y su socialización con el resto de compañeros.
La plaza de psicóloga es otra de las necesidades que sigue sin cubrirse en este centro educativo. «Este instituto tiene escolarizados alrededor de 400 alumnos, de los cuales cerca de 300 son de secundaria y 100 de bachillerato, por lo que es imprescindible contar con psicólogos que ayuden a estos jóvenes», explican en el instituto.