L. Sierra – 12/12/2007
ASISTENTE “Buscas una persona para unos horarios, pero sobre todo una actitud”
TUTELA “No podía decidir ni cuántas veces ir al lavabo ni a qué hora ducharme”
Estuvo tres años en una residencia y piensa que ese régimen “es un poco inhumano, hay abuso de poder”. A Núria Gómez, 32 años, psicóloga, le cambió la vida cuando accedió al programa de vida independiente. Antes, en la residencia, “no podía elegir horarios, ni cuántas veces podía ir al lavabo, ni a qué hora ducharme. Es imposible hacer vida independiente en un régimen que te segrega. Me segregan por ser diferente, por tener una diferencia, cuando me han de garantizar la igualdad de oportunidades”. Tras la residencia, fue a un piso asistido de la Vila Olímpica. Era en 1999. Desde cinco años antes, una lesión medular le obligaba a la dependencia de la silla de ruedas y de los demás. El piso asistido fue “un cambio cualitativo”, con asistencia 22 horas al día, pero “siguiendo las decisiones de otros, aunque con asistencia garantizada… dentro de cuatro paredes”.
Sigue en el piso de Vila Olímpica, compartido con Laura, que también sufre una diversidad funcional. La gran diferencia es que ha podido elegir a sus cuatro asistentes, cada uno con un plan horario, hasta cubrir entre 13 y 14 horas diarias. Por las mañanas, la primera es Raquel Colom, estudiante de Psicología, que empieza ayudándola a levantarse, asearse y medicarse.
Otra persona le asiste a mediodía y otra por la tarde. Una cuarta se queda a dormir en el piso.
Raquel ya tenía experiencia de trabajo en residencias y “estaba un poco quemada por las reglas internas, sin voz ni voto”, cuando supo del programa de vida independiente fue contratada por Núria. “Tenemos más libertad de acción” dice Raquel, aunque ha de estar a disposición de Núria. Entre ambas se ha establecido, primero, una relación laboral, pero es inevitable la relación personal y, por ello, es muy importante la elección del asistente – señala Núria- porque buscas una persona para unos horarios, pero sobre todo una actitud”. Entre los resultados, no es de los menores el de poder decidir a qué hora se ducha.
Tras estos meses de programa piloto, Núria mantiene que es posible lograr “la independencia de la tutela que siempre hemos tenido de profesores, de técnicos, de familiares”. Ella coordina el proyecto y recuerda que antes de poner en práctica el programa, desde el Movimiento de Vida Independiente “estuvimos negociando un año y medio con el Ayuntamiento, que al principio planteaba una limitación de horas de asistencia. Les decíamos que no, que habían de ser las horas que se necesitasen”. Lograron ese objetivo, pero quedan más.
Con la reciente aprobación de las leyes de Dependencia y Servicios Sociales se abren buenas expectativas. “La orientación de la ley de Servicios Sociales es positiva porque reconoce el derecho a la asistencia personal y la obligación de cubrirla”, según Núria, que ahora apuesta “por la ampliación de las condiciones del programa actual”, sobre todo “disponer de pisos individuales, porque la independencia se basa en los ingresos, la vivienda y la asistencia personal”. Y no se trataría, en un horizonte que parece lejano, “de que se hicieran pisos específicos para nosotros, sino de que todas las viviendas, por sistema, se hicieran adaptadas y accesibles”.