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Aunque tarde, cualquier justicia es buena.

Aunque tarde imperó la cordura, porque en la mayoría de estos casos la negligencia de la profesión de la medicina te convierte en persona con diversidad funcional y el modelo médico-rehabilitador al final te discrimina ante la imposibilidad de curarte. Que le preguntes a los miles de personas con parálisis cerebral post-parto que sufrieron en silencio semejante “hemorroide”

http://www.abc.es/20071226/sociedad-sanidad/sanidad-debera-indemnizar-nina_200712260252.html
Sanidad deberá indemnizar a una niña deficiente por una cesárea tardía

S. SANZ

MADRID. El Tribunal Supremo ha revocado una decisión de la Audiencia Nacional de 2002 y determinado que el Ministerio de Sanidad está obligado a indemnizar con 260.000 euros a los padres de una niña que nació con secuelas físicas y psicológicas a consecuencia de una tardanza en la práctica de la cesárea por parte de los facultativos del hospital Santa Cristina, de Madrid.

Según se recoge en la sentencia, «pese a la evidente necesidad de haber provocado el parto a la madre a las pocas horas del ingreso», no se le practicó el mismo hasta 29 horas después y 35 desde la rotura de la bolsa amniótica. Esta negligente actuación, entiende la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Alto Tribunal, se tradujo en una deficiente aportación de oxígeno al bebé, causa de su minusvalía -hasta del 33 por ciento a los dos años de edad-.

El Supremo señala que la Audiencia Nacional infringió «las reglas de la sana crítica» al no considerar «en todo su contenido la prueba pericial» relativa a dos informes médicos concretos que ponen de manifiesto «una clara demora en la adopción de las medidas terapéuticas adecuadas al caso», lo cual, continúa, «no se desvirtúa por los demás informes examinados en la instancia».

En cuanto al contenido de esos otros informes que pretendían justificar la postura médica adoptada, el Alto Tribunal especifica que «una valoración lógica y razonables» de los mismos evidencia que, en todo caso, «las medidas terapéuticas que la situación aconsejaba debieron efectuarse con anterioridad». La niña, que tiene ya siete años, presenta dificultades para el lenguaje y no puede utilizar su mano derecha.

Anteriormente, la madre de la pequeña, que registró un diagnóstico de ansiedad durante el embarazo, había sufrido un aborto en 1983 y otro parto por cesárea en 1984.