A la hora de iniciar nuestro proyecto de negocio, realizar un cálculo preciso de las inversiones iniciales es fundamental ya que es determinante para poder conocer cuestiones claves relacionadas con la rentabilidad y viabilidad del proyecto. Además es la base para la búsqueda de la financiación necesaria.
Para empezar sería bueno tener claro qué se considera inversión. Es inversión cualquier aplicación de fondos destinado a la adquisición de bienes y/o derechos necesarios para el funcionamiento de la empresa y para poder desarrollar su actividad. Tendrán una permanencia mayor o menor en función de su naturaleza.
Podemos utilizar una hoja de calculo como la del ejemplo, donde vamos a incluir todas aquellas inversiones necesarias para la puesta en marcha de nuestro negocio.
Recogeremos en un primer grupo aquellas inversiones que van a formar parte del inmovilizado tangible o material:
- Mobiliario: Toda clase de muebles y equipamiento de oficina desde las mesas a estanterías o fotocopiadoras.
- Edificios, locales y terrenos: Solo se integrarán cuando sean comprados.
- Maquinaria: Incluiremos toda clase de maquinaria que sea necesaria para el proceso de producción.
- Instalaciones: Aquí incluiremos todos aquellos desembolso necesarios para la adecuación o instalación de luz, agua, teléfono…
- Equipos informáticos: Ordenadores, impresoras…
- Herramientas y utillajes: Instrumentos y herramientas necesarios para el funcionamiento de la maquinaria.
- Elementos de transporte: Vehículos que intervendrán en el desarrollo de la actividad.
Incluiremos en otro bloque aquellas inversiones que van a formar parte del inmovilizado inmaterial o intangible:
- Derechos de traspaso:
- Depósitos y fianza: dinero utilizado para garantizar el cumplimiento de una determinada obligación.
- Aplicaciones informáticas
- Patentes y marcas: importes pagados una patente o por el registro de nuestra marca o nombre comercial.
Por último es importante recoger aquellas partidas que van a formar parte de los gastos iniciales de la actividad:
- Gastos de constitución o inicio, relacionados con honorarios, tasas, estudios de viabilidad, licencias…
- Provisión de fondos para hacer frente a los primeros meses sin ingresos, gastos imprevistos no recogidos en partidas anteriores y otras contingencias no previstas.
Otro aspecto muy importante es determinar el horizonte temporal de las inversiones. Lo habitual es que determinemos un periodo de entre tres y cinco años.
Como conclusión, incidir en que, una vez que hayamos decidido poner en marcha nuestra idea de negocio no debemos dejar nada a la improvisación. Todo lo que se pueda cuantificar debe estar valorado de cara a evitar sorpresas.
Fuente: Financieros 2.0
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