En un mundo cada vez más exigente y repleto de complejidades y novedades el ahorro se ha convertido en una necesidad. Hacerlo de la mano de un asesor financiero garantiza la elección de una planificación y estrategias adecuadas al perfil de cada cliente. Se trata, además, de una profesión con mucho futuro en el sector.
Pensar en ahorrar es una idea que ha sobrevolado en las generaciones de los españoles a lo largo de la historia. La diferencia es que antes nuestros padres o abuelos guardaban dinero en prevención de que vinieran las “vacas flacas” y ahora se ha convertido en una obligación.
La reciente crisis puso en evidencia una serie de defectos del sistema financiero. Durante los últimos años, la regulación europea ha introducido diferentes normativas enfocadas a proteger a los clientes y, a su vez, a exigir una mayor profesionalidad a los expertos del sector. Todos necesitan adaptarse a la nueva realidad social y económica: globalización, tecnología, productos financieros complejos, envejecimiento de la población…son muchos los factores que influyen ya en el día a día.
Nuestra vida está repleta de objetivos financieros que van variando según la edad: pagar una hipoteca, la universidad de nuestros hijos, preparar la jubilación…. Para llegar a cumplirlos es preciso el ahorro. Pero, ¿Por por dónde empezar y cuándo? ¿Cuál es la mejor manera? ¿Cómo hago crecer mi ahorro? ¿Cuánto guardo al mes?¿Gano bastante para poder hacerlo? ¿Qué productos financieros me pueden ayudar?
Si eres incapaz de dar solución a todas estas cuestiones existe una figura, la del asesor financiero que te las puede proporcionar con total garantía; se trata de un profesional experto que no solo ayuda a gestionar el ahorro, si no a crearlo.
Definir los objetivos financieros puede parecer fácil, pero empezar a ahorrar para conseguirlos, no. Y más cuando son a largo plazo, como es la jubilación. Por naturaleza, a los humanos nos cuesta empezar a trabajar para algo que sucederá en 20 o 30 años. Cuando se ha planteado una meta hay que partir por una planificación y saber en qué tiempo queremos alcanzarla. A partir de ahí, podremos decidir qué estrategia de inversión es la más adecuada y qué productos se adaptan a nuestro perfil de inversor.
En este contexto, la necesidad de un asesoramiento de calidad es evidente, pero, cuidado; no todos entendemos de economía y finanzas. Para evitar situaciones indeseadas es mejor ir de la mano de un experto, de un profesional, formado y de confianza.
Las máquinas no entienden de emociones
La gestión de las emociones es determinante cuando se invierte. Cuando hablamos de nuestro dinero, el que tanto nos ha costado conseguir, es muy complicado tomar decisiones de manera objetiva y racional. Por ejemplo, el ahorrador tiende a dejarse arrastrar por la euforia cuando los mercados suben o por el pánico cuando bajan. En estos momentos tan cruciales, la figura del asesor financiero es clave para tomar las decisiones correctas, para no dejarnos llevar por ese pánico o euforia que impiden pensar con claridad y pueden provocar que tomemos decisiones perjudiciales.
Precisamente el último Premio Nobel de Economía fue para Richard H. Thaler, conocido por sus aportes teóricos en el ámbito de las finanzas conductuales. En su opinión, cuando se dan dos opciones, las personas tienden a escoger generalmente la más fácil antes que la más adecuada.
La figura del asesor toma importancia cuando las emociones pueden influir de manera negativa. Algo que un sistema automático no va a poder hacer nunca. El trabajo del asesor no es vender productos, ni colocar una campaña de una entidad concreta. Es un emprendedor con vocación al servicio del cliente.
El asesor financiero parte de un estudio exhaustivo y detallado del cliente para realizarle una planificación financiera que se adapte y responda, siempre, a sus necesidades y perfil. No tiene capacidad para predecir lo que pasará; no tiene una bola de cristal para adivinar el futuro, pero con su experiencia sabrá cómo apoyar a su cliente para llevar a cabo una estrategia personalizada. Siempre aconsejará empezar a ahorrar cuanto antes, con el propósito de que los objetivos diseñados se consigan con el menor esfuerzo posible.
Una profesión con mucho futuro
El papel del asesor financiero está enfocado a la generación de beneficios para su cliente. Pero la profesión en sí misma es una ventaja para quien la ejerce. Hace tiempo que vivimos un momento de transformación en el sector financiero: procesos de reestructuración, fusiones bancarias, desaparición de las oficinas bancarias de manera acelerada, además de una revolución digital que está automatizando muchos de los procesos del sector financiero, incluyendo gran parte de la actividad de sus profesionales. El modelo está cambiando y, con ello, la profesión del empleado de banca, que tal y como se entiende hoy en día tiende a su desaparición.
El futuro está en aquellos profesionales que sepan evolucionar hacia la figura del asesor financiero con vocación de emprendedor, y que debe tener muy claro dos aspectos: su actividad profesional se basa en acompañar a su cliente en la gestión de sus finanzas personales y su trayectoria en el tiempo dependerá del éxito de su cartera.
Hay entidades que cuentan con este modelo de negocio personalizado desde hace tiempo, como es el caso de Banco Mediolanum, que lleva más de 36 años acompañando a sus clientes a través de la figura del asesor financieroo Family Banker como así los denomina. La entidad dispone de la segunda red de profesionales financieros más grande de España y es la primera que tiene a sus asesores como único canal de relación con los clientes.
https://www.youtube.com/watch?v=JPQ9fUYIQRc
Las claves de un buen asesor
- Está involucrado en las necesidades y objetivos de una familia o cliente.
- Debe dar la solución más adecuada a cada perfil de cliente.
- En Banco Mediolanum el asesor financiero debe ser una persona comprometida, ética, y por encima de todo buena persona, porque al final va a premiar la confianza.
- Se debe anteponer la relación con el cliente frente a la transacción.
- El éxito profesional depende de su cartera, de la satisfacción y confianza de sus clientes.
- Tiene que transmitir a su cliente tranquilidad y seguridad ante cualquier tipo de escenario.
- El Family Banker hace auténtico coaching financiero: está cerca de ti, te escucha, va donde quieras y se preocupa por tus intereses.
- Es necesario que esté informado y formado continuamente sobre alternativas de inversión, mercados y fiscalidad.
- Ha de mantenerse siempre a la última en nuevas tecnologías y apoyarse en herramientas digitales.
- Debe disponer de una amplia y diversificada cartera de productos que satisfaga hasta las necesidades financieras más sofisticadas.
Fuente: CincoDias.com
Deja un comentario