Fue uno de los donceles que se criaron junto a Enrique. Pacheco es fundamental en el reinado de Enrique, pues orientó las alianzas de éste y se hizo pagar sus servicios de tal modo que en seis años, llegó a ser marqués de Villena y señor de numerosas villas y lugares y obtuvo para su hermano, Pedro Girón, el maestrazgo de Calatrava.
Pacheco era descendiente de una rama de la nobleza portuguesa que apoyó a Juan I de Castilla en su pretensión fallida de ocupar Portugal, y tuvo que exiliarse en Castilla tras la victoria portuguesa de Aljubarrota (1385).
Tras la Batalla de Olmedo de 1445 y desaparecido el protagonismo de Juan de Navarra, Álvaro de Luna no recuperó el poder de épocas anteriores, sino que se realzó el papel del príncipe Enrique y el de su favorito, Juan Pacheco, el cual dominaría la escena política castellana desde los últimos años de Juan II hasta los primeros de Isabel la Católica, a la que se opondría después de haberla apoyado, de la misma forma que se había opuesto a Enrique IV, durante su reinado, cuando éste se negó a seguir sus dictados.
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