Para conseguir el mayor apoyo a las decisiones tomadas en Guisando y pacificar definitivamente el reino, unos días después de la firma del Acuerdo, se convocaron cortes en Ocaña. En teoría, el primer objetivo de las cortes sería el juramento de la princesa Isabel, pero cada ciudad la juró en su cabildo y sus procuradores aceptaron a Isabel, no en reunión conjunta, sino en audiencia particular.
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