La “cremà”

La noche del 24 de junio, festividad de San Juan Bautista, finalizan las Hogueras de Alicante. A las 12 en punto de la noche se lanza desde lo alto del monte Benacantil, sobre el que se encuentra el Castillo de Santa Bárbara, una monumental palmera. La palmera tiene su origen en 1932 y es la descarga simultánea de centenares de cohetes de luz blanca, que indican el comienzo de la cremà, es decir, la quema de las hogueras mayores e infantiles. En ese momento, una gran traca prende la hoguera oficial de la plaza del Ayuntamiento. La traca es encendida electrónicamente por la Bellea desde el balcón del ayuntamiento, y la Bellea Infantil hará lo mismo con la hoguera Infantil. El fuego devora el trabajo y esfuerzo de numerosos profesionales y vecinos. Se dice que una cremà es exitosa cuando la parte de arriba, el ninot, cae sin causar desperfectos. Los bomberos controlan todo este prceso ya que la temperatura en el ambiente alcanza valores muy altos, al mismo tiempo que las llamaradas pueden alcanzar los diez metros de altura.

Conforme avanza la noche, se procede a la Cremà de las Hogueras de cada distrito alicantino. El orden se decide mediante sorteo, y los bomberos van de hoguera en hoguera controlando el fuego y refrescando a las masas. En cada hoguera, cientos de personas disfrutan del espectáculo de la Cremà, y para resistir el calor, los bomberos les lanzan agua, protagonizando la tradicional banyà (literalmente, mojada). Hay incluso gente que va siguiendo el orden de la cremà para no perderse ni una sola banyà.

 


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