Cada uno es tal como Dios le hizo, y aún peor muchas veces.
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, parte primera, capítulo 1
En resolución, él se enfrascó tanto en su letura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el celebro de manera que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamentos como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles; y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo.
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, cuarta parte, capítulo XLIX
Añadió también vuestra merced diciendo que me habían hecho mucho daño tales libros, pues me habían vuelto el juicio y puéstome en una jaula, y que me sería mejor hacer la enmienda y mudar de lectura, leyendo otros más verdaderos y que mejor deleitan y enseñan.
vámonos poco a poco, pues ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño
Segunda parte del ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, capítulo LXXIV.