Don Gonzalez Fernándo Córdoba fue un noble, político y un genio militar excepcionalmente dotado que por primera vez manejó combinadamente la Infantería, la Caballería y la Artillería.
Nació el 1 de septiembre de 1453 en Montilla, Córdoba. Era el segundo hijo de Pedro Fernández de Córdoba y Elvira de Herrera y Enríquez, pertencía a la Casa de Aguilar. Su padre murió cuando su hermano mayor, Alonso de Aguliar (o Alonso Fernández de Córdoba) y él eran niños. Se criaron en Córdoba al cuidado del caballero Don Pedro de Cárcamo.
Como segundo hijo, tuvo que elegir una carrera militar, sin embargo su hermano le subvenció. Siendo niño fue incorporado al servicio como paje del príncipe Alfonso y después de su muerte, de la luego reina Isabel I de Castilla. Se casó con su prima Isabel de Montemayor, pero prontó quedó viudo y libre para dedicarse por entero a la vida militar.
En su carrera la insiparción principal fue Alonso de Cárdenas, el maestre de la Orden de Santiago. Después de la batalla de Albuera, Cárdenas le encomió porque siempre le había visto delante del arma. En la lucha era calmoso, tenía paciencia y arriesgado pero siempre una persona de asiento. Por eso sus soldadores le admiraron y respetaron mucho, además unos imitaron su vestuario. Fue llamado por su excelencia en el arte de la guerra el Gran Capitán. Mostrando su excelencia que los mayores generales de Carlos I y de Felipe II fueron adiestrados por él.
Durante el reinado de los Reyes Católicos, Gonzalo Fernández de Córdoba intervino en la conquista de Granada (1492), en las dos primeras Guerras de Italia y en la toma de Celafonia (1500). Gonzalo se retiró a Loja, donde murió el 2 de diciembre de 1515.
Fernández de Córdoba gobernó como virrey en Nápoles durante cuatro años, con toda la autoridad de un soberano. Congregó a todos los Estados del reino y les recibió juramento de fidelidad a los monarcas de Castilla y Aragón. También quiso recompensar a los que le habían ayudado combatiendo a su lado (Próspero y Fabricio Colonna, Bartolomé Albiano, Diego de Mendoza, Pedro Navarro, Diego de Paredes).
Tras el fallecimiento de Isabel en 1504, don Fernando y Gonzalo iniciaron un distanciamiento que provocó la retirada de Córdoba del gobierno napolitano. Posiblemente los ligeros deseos independentistas del territorio que podían ser encabezados por el Gran Capitán llevaron al rey católico a tomar la decisión.
Antes de su fallecimiento estuvo una temporada de retiro en el monasterio de San Jerónimo de Córdoba, en cuyo cenobio tuvo intención de recluirse el resto de sus días. Su cadáver se conserva en la iglesia de San Francisco de Granada.
También unos contemporáneos se llaman “El Padre de la guerra de trincheras”.
Fuentes: