Hernán Cortés realizó un gran aventurero que cambie el destino del México azteca.
En el año de 1517 cuando los españoles se encontraban ya establecidos, en Cuba, el gobernador Diego Velázquez organizó una expedición al mando de Fracisco Hernández de Córdoba, que llegó hasta catoche en las costas de Península de Yucatán. Fue el primer grupo de Europeos que arribó a las tierras mexicanas y sustituyo en escaramuzas con indios que se supone pertenecían al alguna tribu maya. El jefe de este grupo murió a consecuencia de las heridas recibidas entonces.
Al año siguiente, un sobrino del gobernador Velázquez, Juan de Grijalva, exploró las costas del Golfo de México , descubriendo el río que hoy lleva su nombre y llegando hasta San Juan de Ulúa. Salieron a su encuentro con los indios con los que trocó cuentas de vidrio y otras baratijas por pepitas de Oro. El relato que hizo a su regreso de Cuba animó a Cortés a preparar la tercera expedición de aquellas tierras, de acuerdo con el gobernador. Pero enterado de que esto empezaba a desconfiar su lealtad, se desentendió de él, zarpando de La Habana por su cuenta el 18 de febrero de 1519, lo cual introdujo a escondida su propia nave. Y de esta manera se inició la conquista de las tierras dominadas por los aztecas, con 11 naves equipadas por 508 soldados de infantería españolas, 32 arqueros, 13 mosqueteros,16 caballos y 200 cargadores cubanos.
Desembarcó en la isla de Cozumel y allí fue recibido junto con el grupo de indios por el español Jeronimo De Aguilar, que llevaba 8 años viviendo entre los mayas y había formado parte de la expedición que arribó a las tierras de México; este español resultó muy útil al conquistador por sus conocimientos de la lengua maya. Cortés siguió adelante y en Tabasco recibió los primeros obsequios de los indígenas, entre ellos el de veinte doncellas. Una de ellas, Malitzin o Malinche (llamada Marina después de el bautismo) fue una de las primeras interpretes cuyo nombre registra la historia, ya conocía igualmente el maya y el nahualt, lengua de los aztecas. Por ese motivo fue desde ese momento la compañera inseparable e insustituible del Capitán español. En San Juan de Ulúa desembarco Cortés con quinientos soldados. Desde allí hizo transmitir a Moctezuma, el emperador de los aztecas, una solicitud que impedía permiso para entrar hasta a la Capital. Mientras aguardaba repuesta, puso los cimientos de la actual Veracruz.
En realidad, los españoles dieron entonces del imperio mexicano a un estado que carecía de una verdadera unidad. El emperador azteca combatía desde Tenochtitlan una especie de Alianza con los reyes de Texcoco y Tacuba, pero su dominio era muy relativo y algunos de aquellos pueblos vieron en el conquistador una posible ayuda contra un predominio con el que no estaban muy de acuerdo. El caudillo de Zempoala, que hallaba ocupada por totonacas, pidió auxilio a Cortés, y este se dirigió a esa ciudad supo que el gobernador Velázquez había sido nombrado adelantado de España. Entonces le envió mensajeros suyos, cargados de valiosos obsequios, Portocarrero y Montejo. Esto suscito una especie de disensión entre los partidarios de Velázquez y los de Cortés pero este último ganó la partida. Durante sus incursiones al anterior, se acerco a Tlaxcala , donde halló la oposición sangrienta. Pero logro dominar a los tlaxcaltecas a convertirlos en aliados suyos. Como éstos detestaban a los mexicas, bajo cuya presión vivían, Cortés astuto político, sipo aprovechar su resentimiento. Esto explico al rey de España en sus famosas cartas de relación, en que daba cuenta en sus conquistas y planes.
Con el esfuerzo realizado siguió el camino de Cholula, ciudad del imperio Azteca, donde supo que se había preparado para una trampa. Hizo allí un gran escarmiento y, acto seguido, emprendió la marcha de Tencochtitlan. El 8 de noviembre de 1519 entró a la ciudad de a la cabeza de una gran contingente de indios y sin haber presentado batalla a las fuerzas del emperador. Moctezuma salió con gran pompa a recibir a aquellos hombres que, por su color blanco y los extraños animales (caballos) que montaban les parecía dioses, tal aquellos que Quetzalcoátl había anunciado antes de partir .
Cortés en previsión de un posible cambio de actitud de los mexicas, tales como rehén a su emperador, que acepto a hospedarlos y declarase súbdito de Carlos Quinto.
Mientras tanto una fuerza española de 2,000 hombres encabezados por Panfilo De Narváez desembarcaba en Veracruz. Los enviaba el gobernador Velázquez, enterado que Cortés estaba obrando por cuenta propia. El conquistador, dejando la ciudad de Pedro Del Alvarado, salió a enfrentarse con el aquel nuevo enemigo, a quien atacó por sorpresa, logrando medirlo mientras sus hombres se pasaban casi todos a engrosar las huestes del vencedor.
Pero Tenochtitlan, los sucesos no eran tan favorables. Alvarado que no había quedado allí en su lugar, había irritado con sus crueldades los aztecas, y Cortés, a su regreso, se encontró con una verdadera rebelión. Sus 1,300 hombres eran muy poca cosa contra el número de valor de indios. La cobardía de Moctezuma fue castigada por sus vasallos, que lo mataron a pedradas; y si hermano Cultláhuac atizo la furia de los rebeldes con su valerosa conducta. Los españoles para no morir de hambre o acribillados por el enemigo, tuvieron que emprender la retirada, llevando la noche del 30 de junio de 1520 la marcha a hacia la a calzada de Tacuba, pero fueron sorprendidos y atacados por todas partes. Cortés perdió mas dela mitad de sus soldados y los aztecas mataron por miles de Tlaxcala Este hecho a pasado la historia con el nombre de la noche triste.
Sin embargo, los conquistadores tuvieron oportunidad de rehacerse. De Veracruz llegaron refuerzos, y un aliada singular, una epidemia de viruela que difundo un negro llegado con Narváez, hizo estragos entre en los aztecas, para quienes esa enfermedad era desconocida.
Cortés preparo con una nueva sigilo su nueva ofensiva habría de lanzarse por tierra y agua. Con tal hizo embarcaciones, que zarparon en la laguna mientras la infantería atacaba la ciudad desde tres puntos: la calzada de Tacuba, Coyoacán e Ixtapalapa. Cortaron el acueducto de Chapultepec dejando sin agua a la capital azteca. No obstante la enconada la resistencia indígena, los españoles pudieron penetrar en la casi destruida ciudad, y al ocuparon casa por casa. Por último lograron la victoria, y Cuauhtémoc que había sucedido a Cuitláhuac, muerto de viruela, fue capturado cuando se disponía a huir.
Cortés tomo en seguida disposiciones para reconstruir la capital, y así nació de las ruinas de Tenochtitlan la rica ciudad de México, capital de la Nueva España. Desde ella partieron en todas direcciones los grupos de soldados y aventureros para completar gradualmente la conquista y someter a las poblaciones todavía rebeldes. La extensión de la conquista se efectuó rapidez extraordinaria. Los caudillos de otros `pueblos asombrados ante las victorias de Cortés y su gente y creyéndolos invencibles, y se rindieron uno tras otro sin poner gran resistencia.
Desde la nueva ciudad de México salieron Pedro de Alvarado a conquistar Guatemala y Cristóbal De Olid hacia Honduras. Entre tanto las evidencias y la ambición suscitaron enemistades contra Cortés. Esta hostilidad se encono hasta tal punto que sus adversarios enviaron desde España un Juez de residencia, Luis De Ponce De León, que se hizo de cargo enseguida del gobierno y abrió un juicio. Murió pronto, y entonces la colonia empezó a ser gobernada por enemigos de Cortés mientras él se dirigía a España.
Deja un comentario