Los cuatro sectores más pujantes en la producción manufacturera local durante la Edad Moderna eran la producción vinícola, el trabajo del esparto, la elaboración de aguardientes y la fabricación de jabón.
El vino fue el producto más exportado. Según cifras estimadas el 70% de la Huerta alicantina estaba configurada por campos de uva. Se constituyó como un producto sujeto a medidas proteccionistas, ya que desde 1510 existía un privilegio que no permitía la entrada de caldos extranjeros mientras existiese producción propia. Este producto estuvo sometido al control del poder local urbano.
El esparto, por su parte, tenía un importante peso en la economía local, lo cual en muchas ocasiones permitía obtener unos ingresos extra compaginados con la actividad agrícola. En la producción de manufacturas de esparto tenía un papel fundamental la mujer, que era quien se ocupaba de la tarea de trabajar el esparto para que quedara aprovechable, si bien el producto último era obra del gremio.
La elaboración de aguardiente se mantuvo muy lejos de las de otras regiones del Reino de Valencia como es el caso de Segorbe. La falta de combustible, tan necesario para realizar este producto, unido a una legislación sanitaria muy férrea, supusieron duras trabas para la producción. No obstante en el siglo XVIII hay constancia de la existencia de nueve fábricas en Alicante destinadas exclusivamente a la elaboración del aguardiente.
Por último, la producción de jabón, fue quedándose atrás respecto a la manufactura de jabón de Elche, la cual a su vez no pudo despegar del todo debido a la falta de aceite y a la competencia insuperable del jabón de Marsella.
La localización y ubicación geográfica hizo que el puerto alicantino fuese muy valorado para el comercio de manufacturas; además el corredor del Vinalopó mitigaba los problemas orográficos en la comunicación con Castilla. De esta forma, gracias a genoveses y venecianos, la ciudad permanece integrada en las rutas del comercio atlántico.
De este modo, la ciudad costera quedó constituida como un puerto de llegada para manufacturas extranjeras, especialmente textiles (lienzos y paños), con origen francés, holandés e inglés.
En definitiva el papel de las manufacturas en Alicante fue el de una producción fundamentalmente destinada al autoabastecimiento y al comercio meramente local, sujeta prácticamente hasta finales del siglo XVIII a criterios gremiales y el de puerto de tránsito de las mismas para hacerlas llegar desde los países del norte de Europa al interior peninsular u otros países mediterráneos.