En la primera mitad del siglo XIV se sitúa el origen de las manufacturas textiles de las ciudades de Alcoy y Cocentaina mediante la utilización de molins drapers impulsados por la fuerza hidráulica. A finales del siglo XV otras ciudades vecinas introdujeron molinos bataneros para la industria textil como Biar, Onteniente, Penáguila, y Bocairente. Castalla se mantuvo al margen de esta industria incipiente, seguramente por la ausencia de fuertes corrientes de agua, pero se benefició de la demanda de productos como la lana.
Una de las actividades artesanales por las que Castalla destacaba era por la cerámica o “terrissa” que producía gracias a las canteras de arcilla y yeso que había en las faldas de las montañas del término. También era muy importante la alpargatería, estando las montañas del municipio llenas de matas de esparto. Destacaba la producción de alpargatas de esparto, las cuales se comercializaban sobre todo en la comarca de la Ribera. Estas mercancías se vendían en el ámbito local o se mandaban a municipios cercanos mediante carreteros o trajinantes.
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