Por lo que respecta a los vestigios materiales de la época renacentista en Castalla, debemos decir que son verdaderamente escasos, por no decir inexistentes.
Las crucerías de la iglesia parroquial de Castalla son un claro ejemplo de la arquitectura renacentista del siglo XVI. La construcción de este templo se decidió hacia 1536, aunque las obras no comenzaron hasta 1561, contratándose a Guillem Torres.
En 1563 se firmó un nuevo acuerdo con el arquitecto, pero éste viéndose incapaz de cumplirlo rescindió el contrato al año siguiente. Desde la rescisión del contrato de Guillem Torres se ocuparon de las obras los hermanos canteros y albañiles Tomás y José Bernabeu, vecinos de la propia Castalla.
Tras concluir la cubierta de las bóvedas en 1572 se contrataron como inspectores de obra a los albañiles Sebastián Alcaraz y Jaime Riera, los cuales dieron el visto bueno a la obra, determinando que había sido construida con arreglo a las normativas de la época.
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