El concepto de ciudad medieval de nueva planta se desarrolla durante los siglos XIV y XV, en los cuales se produce un proceso de consolidación de los recintos amurallados, aunque,casi simultáneamente, en las principales ciudades de la Plana se inicia la expansión extramuros en los arrabales. De todas formas, pese al posible crecimiento, existe en el siglo XIV la preocupación latente de mejorar la ciudad en su “fuero interno”, con la necesaria protección de las murallas.
Las muralla eran elemento fundamental en el urbanismo de los siglo XIV y XV, perdurando en muchos casos hasta finales del XIX, o produciéndose nuevas fortificaciones como el caso de Castellón. Las nuevas fundaciones del litoral necesitaban protección artificial de sus casas y bienes por carecer de defensas naturales. Los pueblos de montaña, con mejores condiciones defensivas, habían heredado las cercas musulmanas, remozándose en varios casos. Los pueblos más pequeños, antiguas alquerías sarracenas, tal vez por ausencia de recursos, tuvieron que prescindir de los tapiales protectores.
Cabe pensar que los nuevos núcleos se fortificarían inmediatamente, guardando distancia casas y muros, lo cual permitía cobijar no sólo a personas, sino enseres y huertas, que podían venir muy bien en caso de asedio, Castellón, Villarreal, Almassora o Nules levantaron toscas empalizadas de barro y piedra.
Aunque las murallas tuviesen capital importancia, comenzábamos diciendo que los arrabales extramuros se inician paralelamente. Ello hace pensar que se produjo un crecimiento importante durante el siglo XIII, instalándose los recién llegados en estas zonas. También se ha detectado la formación de barrios gremiales o, lo más importante, una segregación étnico-religiosa, surgiendo ghettos judíos y musulmanes. Esta separación se produjo indistintamente dentro o extramuros.
La localización de los arrabales en las villas del llano está relacionada con las salidas principales, que coinciden con vías de comunicación o caminos rurales, o también con la existencia de algún edificio público importante. Su trazado urbano es regular en los pueblos de la Plana, prolongándose los ejes maestros del plano existente, como ocurre con Castellón, Villarreal o Nules.
Los siglos XIV y XV se caracterizan, pues, por la consolidación de los recintos amurallados y el desarrollo de los arrabales. El siglo XVI no aporta nada nuevo. La obra teórica de Vitrubio sobre arquitectura (1490) tuvo una notable influencia, pero la Plana no refleja la vida urbana monumental ni el desarrollo de las inmensas plazas mayores o los grandes conjuntos urbanos que potenciaron los Austrias Mayores.
Las causas del escaso desarrollo urbano en toda la comarca durante el siglo XVI hay que buscarlas en la situación socio-económica, determinante directa del crecimiento urbano. Entre 1510 y 1565 desciende el número de vecinos en toda la comarca. Algunos núcleos de Espadá llegan a perder más de la mitad de su población. No hay que olvidar batallas causadas por rebeliones moriscas o la misma expulsión de esta población en 1609, que hipotecó nuevamente el crecimiento de los núcleos. Los que contaban con mayor población musulmana, como era la Sierra de Espadá, Onda o la Vall d’Uixó, quedaron prácticamente despoblados.
Con la situación descrita, es obvio que los perímetros urbanos quedan estancados sin producirse tampoco renovaciones internas. En definitiva, se experimenta un retroceso urbano en espera del despegue en todos los aspectos que permite la llegada del siglo XVIII. Este crecimiento significa que el número de habitantes se duplica e incluso se triplica, llegando a un crecimiento anual acumulado entre 1735 y 1794 de hasta un 2,04%.[1]
[1] ORTELLS CHABRERA, V., Geografía urbana y del poblamiento en la Plana de Castellón, Ed. La Gavina, Castellón, 1986, Premio de Humanidades “Ciudad de Castellón”, pp. 86-89.
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