Para asegurar o incrementar su riqueza y prestigio, junto con el control de la política las familias oligárquicas se veían obligadas a adoptar diferentes estrategias.
En el ámbito de la sucesión, todo pasa por perpetuar el domino económico, intentando asegurar a su descendencia un nivel de propiedades igual o superior al de sus antecesores. Así la herencia se convierte en uno de los criterios de reparto del patrimonio, estableciendo las pautas por medio del testamento. El testamento suponía un reparto del patrimonio y los bienes lo que a su vez, suponía una división del patrimonio familiar. En casos de muerte intestada se procedía a un repartimiento equitativo del patrimonio entre los herederos, como es el caso de Isabel Ferrer de Casalduch o de D. JerónimoMás. El testamento es semejante al castellano, rigiéndose por el mayorazgo, la masculinidad y la primogenitura, buscando junto a las uniones matrimoniales el ascenso social y el aglutinamiento de riquezas, hasta el XIX no se produce un cambio en la tendencia, el ejemplo lo tenemos en la familia Valles, donde será el segundo hijo el que herede la mayor parte del patrimonio.
Los enlaces matrimoniales, nos encontramos frente a un grupo con una conciencia de casta que aduce a su ascendencia para justificar su nobleza, por tanto no bastaba solo con pertenecer a la misma clase, era necesario incrementar el patrimonio o ennoblecer a la familia. Así los Casalduch se casan con los Muñoz, los Castellví y los Valles, estos a su vez con los Casalduch, Martí, Mas… dando lugar a una endogamia de clase, por ser matrimonios con gente del mismo grupo, existen también ejemplos de matrimonios dobles (Forés de Casalduch, barón de la Plana con Isabel Muñoz, Ana de Casalduch con Francisco Muñoz), o dentro de la propia familia como es el caso de D. Francisco Giner y Feliu con su sobrina prima Manuela Giner y Allendelagua.
El Celibato, tan importante era controlar quien se casaba como quien no lo debía hacer, la soltería y la emigración imposibilitaba el acceso a los recursos familiares, los célibes no pueden trasmitir sus propiedades por línea directa por lo que pasan sus bienes a los sobrinos, además muchas mujeres no podían acceder al matrimonio si no se disponía de dote, dando lugar a la entrada en el convento ofreciendo una dote sensiblemente menor. Como el caso de Da Isabel Mas, que fue saltada de la línea sucesoria y obligada por su familia a ingresar en un convento. Quedar soltera para las damas de alta cuna, era otra de las opciones no procurándoseles nada más que lo necesario para vivir.
En el caso de los hombres, lo más normal sería la emigración y la carrera militar para encontrar pareja, como el caso de D Juan Bautista Valles hermano menor del barón de la Pobla.
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