La historia de la baronía de Benicassim y Montornés tiene sus orígenes en el privilegio concedido por Jaime I a favor de su escriba Pere Sanc, constituyéndolo señor de Montornés, el 29 de noviembre de 1242. Este nombramiento se produce por la estrategia de Jaime I, basada en la conquista y ocupación de castillos que facilitasen el dominio de comarcas enteras, esta estrategia se produce debido a la falta de repobladores, la repoblación se vería impulsada por los señores desde los castillos, ya que era la mejor manera de sacar provecho a las tierras adquiridas. Este no será el caso de las tierras de Montornés que serán vendidas en 1249, cambiando de manos sucesivamente.
Hasta llegar a Nicola Casalduch que compró la baronía de Benicassim, la baronia de la Pobla Tornesa i el feu de Borriol, incluidos en la tenencia del castillo de Montornés. Los Casalduch gobernaron la conjunción de las baronias hasta que, en 1620, se vendió la tenencia de Montornés y la Baronia de Benicassim, según parece deshabitada, yerma e inculta.
El nuevo propietario de esta fue Claudi Luperci Ferrer, ciudadano de Castelló, con esta compra lograba el título de barón, además de emparentarse con la hermana del heredero principal de los Casalduch, que por la antigüedad e importancia, era una de las familias con más peso en el Castelló de la época.
Muerto este fue su mujer la que usufructo los bienes del marido, hasta que contrajo segundas nupcias. Pero la muerte de los dos hijos nombrados en primer lugar a la sucesión, hijos del primer matrimonio, provocó la ruptura de la línea sucesoria masculina, situó los derechos delante de la única hija nacida del segundo matrimonio de Claudi Ferrer con Antonia Muñoz, Claudia Ferrer.
Claudia, muertos los dos hijos obtuvo la declaración de sucesión de la justicia civil de Castelló, el 16 de marzo de 1657, esta estaba casada con Cosme Gombau y por tanto aparecían los dos como barones de Benicassim y Montornés, con este suceso se produce la desaparición del linaje Ferrer en pro del Gombau que alcanza la categoría de noble y el título de barón, mientras que los Ferrer lograban emparentarse con una familia de funcionarios al servicio de la corona. De este matrimonio nacerán dos hijos, de los cuales el primogénito, Antonio que recibió la baronia de Benicassim y la tenencia de Montornés, con todas sus tierras cultivadas y sin cultivar, privilegios derechos y diversos censos.
Existe un pleito a inicios del XVIII con los Vallés por la soberanía de estas tierras, dado que Antonia Muñoz se había casado en segundas nupcias con Joan Baptista Vallés, bisabuelo de Manuel Vallés, por tanto ambos eran primos lejanos, aunque este no cambiaría nada.
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