Para adquirir la condición de vecino de una ciudad o villa en la época foral valenciana había que cumplir unos requisitos legales fijados por los Fueros de Reino y, en algunos casos por las ordenaciones locales. Existen dos “llibres de vehins novells” en el Archivo Municipal de Castellón. El primero de ellos comprende el último periodo adscrito a la edad media. Entre 1439-1567.
Los datos de éstos registros aportan luz al proceso demográfico de la villa de Castellón, poniendo de manifiesto un fluir constante de población inmigrada, con pronunciados altibajos durante el siglo XV.
También pone de manifiesto, que en estos desplazamientos hay una preponderancia de las direcciones montaña-costa y N-S, y no representan siempre para Castellón un incremento correlativo de su población. Pues muchos de estos nuevos vecinos volvían a reemprender su éxodo tras una estancia más o menos corta y acababan recalando en la capital del reino. Potente foco de atracción durante su época dorada, que es el siglo XV.
Para el periodo que nos interesa en este blog, el medieval, podemos apreciar en estos libros una cierta regularidad en los últimos seis decenios del siglo XV. Comenzadas las inscripciones en 1434, parece lógico pensar que la apertura del Ebro obedecía a una política de atracción de población de la que Castellón se benefició, pues el siglo XIV y los inicios del XV habían sido muy duros, ya que las cifras de población muestran una caída en barrena entre 1419 y 1438.
La extraordinaria magnitud del pico de 1451-1460 se pudo deber a una relación con la crisis catalana, también a la huida de los moros de Borriol.
Por último decir que, las inscripciones de avecindamiento se hacían en estos libros de acuerdo con una fórmula que se repite: Año, nombre (con alguna característica personal, como moro, nou converti, alias, etc.) lugar de procedencia y oficio o profesión.
Deja un comentario