los Incas

La invasión española

Rumores de El Dorado
Rumores de ricos reinados empezaron a llegar a oídos españoles apenas llegaron al Nuevo Mundo. La conquista de México por Hernan Cortez en el año 1519 aumentó la avaricia y la excitación a esta fiebre de riqueza, inspirada por numerosas expediciones a varias regiones del Nuevo Mundo. La estampida de buscadores de oro fue tan severa que el Gobernador de Panamá tuvo que amenazarlos con colgar o cortar las piernas a quien intentara organizar una expedición para descubrir más “Dorados”. Sin embargo, Pizarro logró obtener permiso para su expedición inicial hacia el sur siguiendo la costa oeste del continente Sudamericano.

La conquista del Imperio Incaico no fue una empresa  fácil para los hispanos ya que  encontraron con el Imperio de los Incas en su máxima extensión. En ese tiempo era el imperio que abarcaba más área en el mundo, 4000 Km., a lo largo de la costa del Pacifico y sobre las cumbres de los Andes, área similar a la que ocupara el Imperio Romano en su máxima extensión. El imperio estaba conectado por 16 100 Km. de vías empedradas, algunas de ellas de hasta 7.30 m de ancho y cruzando la rugosa espina dorsal de los Andes.

Así, los incas, se dieron de  su presencia a lo largo y ancho  cerca de los Andes. Y por primera vez de su historia los incaicos  dieron una unidad política y cultural a la región, guiados por una estrategia de unificación y prosperidad. Aunque ellos  trabajaban en este  proceso de integración de los pueblos andinos, Francisco Pizarro planeaba la invasión española al Tahuantinsuyo.

Fue a principios de 1532 que un ejercito incaico se topó con los Conquistadores espanoles  durante la guerra civil entre los dos herederos al trono cuzquenos, Huascar y Atahualpa, hijos del recién difunto Emperador Incaico, Hauyna Capac.

Con 200 hombres, Pizarro  llegó a Cajamarca, donde acampaban 30.000 incas al mando del emperador Atahualpa. Pizarro pensaba aprovechar a su favor la división interna entre los incas, enfrentados en una guerra de sucesion. A pesar de la inferioridad numérica, Pizarro convenció al jefe inca para parlamentar y lo tomó prisionero.  Al ver a su soberano cautivo, muchos soldados se dejaron matar sin defenderse.  La orden de Atahualpa de matar a Huascar, que dominaba el sur del imperio, facilitó la alianza entre grupos incas y los españoles.  Finalmente, en noviembre de 1532, Pizarro entró al Cuzco, capital del imperio, y reconoció como emperador a un miembro de la nobleza inca.  De este modo, Pizarro obtuvo el apoyo de un sector de la sociedad conquistada.

Con  este encuentro,Atahualpa, fue tomado preso por Francisco Pizarro. Sin embargo El Tahuantinsuyo no acabó con la captura de Atahualpa, ni con su muerte, ni con la toma del Cusco. En efecto  los incas organizaron en Vilcabamba una resistencia que se prolongó por cuarenta años. El líder de esta lucha fue Manco Inca , quien, el 6 de mayo de 1536, puso cerco a la ciudad del Cusco  encauzo las etapas de la independencia.

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