El Tahuantinsuyo se extendia en diversas regiones geográficas, donde hay una importancia variedad de climas y vegetación. A grandes rasgos se pueden distinguir tres zonas: la costa, la sierra y al selva. La costa comprende una franja desértica de unos cincuenta kilómetros de ancho, surcada por numeros rios que bajan de los Andes y forman valles aptos para el sentimiento humano.
La riqueza marina y la agricultura de frijoles, camotes o pepinos en los valles permitieron el florecimiento de distintas culturas desde tiempos muy antiguos, como por ejemplo los Mochica y Nazca.
La sierra está constituida por una serie de cadenas montañosas que en su conjunto forman la Cordillera de los Andes. Entre estas cadenas hay masetas altiplánica, protegidas de los vientos, bien irrigadas y de clima templado, que fueron aprovechadas para el establecimiento por parte de diferentes culturas como Tiahuanaco y Huari.
La flora y fauna de la sierra determinada por la altura; mientras en las tierras bajas (hasta 2.500 metros) se cultivan verduras y frutas como las paltas, papayas, chirimoyas, lúcumas o tunas, hacia los 3.500 metros predomina absolutamente el cultivo del maíz, además de porotos y la cría de cuyes.
En las alturas empinadas sobre los 3.500 metros, por último, se practica la ganadería de llamas y alpacas y se siembra una enorme variedad de papas.
La selva o ceja se extiende por todo el flanco oriental de los Andes entre los 400 y los 1.000 metros sobre el nivel del mar. Presenta altas temperaturas producto de su clima subtropical, donde se desarrollan especialmente las plantaciones de coca, mandioca, papaya, plátanos y ají. Entre la fauna hay monos, pavas, perdices, tortugas, hormigas con abdómenes cargados de grasa y proteínas comestibles y una infinidad de aves.
Es preciso señalar que la población de esta inmensa área se las ingenió para adaptarse a los distintos hábitat y sacar el mejor provecho a sus recursos. Desde la pesca en la orilla del mar hasta la ganadería auquénida en las alturas andinas, los hombres y mujeres se vincularon a través de fluidos intercambios.
En ese contexto, los incas tuvieron el gran mérito de poner a dispocisión de pueblos muy disímiles entre si una mayor variedad de productos alimenticios y de uso cotidiano, aprovechando al máximo los recursos obtenidos en los diversos pisos ecológicos