Ya hemos descrito anteriormente dos de las tres torres vigías –Torre del Gerro y Torre de la Almadraba- construidas en el siglo XVI con el fin de defender la ciudad dianense de un posible ataque de los berberiscos. Pues bien, la restante es la que se conoce con el nombre de Torre de Carrals.
Dicha edificación militar defensiva está algo más retirada de la costa que las otras dos, que se encuentran a escasos cien metros del mar. En este caso, la Torre de Carrals se aleja en unos tres-cuatro kilómetros de la costa, lo que no impide, sin embargo, obtener desde lo alto de la construcción una buena visualización del horizonte marítimo, pues se encuentra situada sobre un montículo de 47 metros de altura.
En un principio esta torre fue construida como elemento exento aunque años más tardes, pero aún en el mismo siglo XVI, se le adosó una vivienda. Nos referiremos en este punto, no obstante, al elemento arquitectónico que aquí más nos interesa que es la torre. Está formada por un cuerpo prismático de planta cuadrada ataludada –es decir, con el paramento del muro inclinado- en su base. El lado mide aproximadamente cinco metros, siendo su altura de diez o doce. Por lo que se refiere a su fábrica, es de mampostería con las esquinas reforzadas con sillares. Tienen además huecos de reducido tamaño en todas sus caras. La parte voladiza de la torre está rematada con matacanes volados en los cuatro costados, de los cuales sólo el orientado a levante se conserva íntegro, en los demás tan solo están las ménsulas.
El acceso queda enmascarado por la vivienda adosada, situado posiblemente en la fachada este. En la opuesta y a mitad de su altura tiene un escudo nobiliario.
Por último, decir que si bien sí se conoce el exterior, bien conservado, desconocemos el estado del interior de la torre ya que es una propiedad privada y su potentado no ha permitido el acceso al interior de la misma.
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