Los contactos entre el César Carlos y la villa de Denia fueron casi inexistentes, manteniendo las relaciones entre la villa y la corte real por medio de los marqueses de Denia Don Bernardo, Don Luis y Don Francisco de Sandoval
Durante el reinado de Carlos V los piratas argelinos atacaron Denia. Diez galeras corsarias hicieron un amago de desembarco en Jávea, para ocultar sus intenciones de invadir Denia. Confiaron que al pedir ayuda desde Jávea a Denia, quedaría ésta desamparada, y entonces se volcarían sobre ella, haciéndose con todo el botín. Pero la idea de los piratas argelinos no les dio resultado, pues los pocos hombres que habían quedado en Denia, estuvieron a la espera. Protegidos por la noche levantaron anclas los piratas de Jávea y navegaron sigilosamente hacia Denia, para efectuar un asalto por sorpresa, que creían fácil. No fue así, ya que se encontraron con los primeros disparos que rompieron el factor sorpresa que creían determinante de la empresa y salieron a todo correr camino a sus naves. A este acto respondió la artillería del castillo, siendo factor decisivo el en la victoria.
Con motivo de esta victoria, durante más de un siglo celebraron los dianeses el 2 de septiembre, una solemne procesión en acción de gracias al Altísimo, a quién le atribuyeron la victoria.
Durante el reinado de Felipe II nació Don Francisco Gómez de Sandoval y Rojas, quinto marqués de Denia, el más conocido en la historia de España, duque de Lerma y conde de Ampurias. Finalmente fue nombrado cardenal y vistió de Rojo.
Con la muerte de Felipe II, llegó al trono su valido Felipe III, comenzando a sufrir España sus privatizaciones.
Don Cristóbal de Sandoval, sexto marqués de Denia, nacido en la misma ciudad de Denia, creó Conventos, como el de los Franciscanos y Agustinas. En tiempos de este marqués tuvo lugar el regreso a la patria del cautivo Miguel de Cervantes Saavedra, siendo Denia la primera tierra española que pisó. También el castillo de la ciudad fue reedificado en gran parte por él, y de su propio bolsillo costeó para limpiar el mar de berberiscos. A partir de entonces, añadirá el historiador Palau “Los corsarios de Denia, amedrantaron tanto a los de Argel y Túnez, que sus galeras no osaban salir de la mar ni en su propia costa”.
El 8 de febrero de 1599, al año siguiente de ser coronado Rey de las Españas, llegó a Denia Felipe III, organizándose fiestas y excursiones por mar, a las que el monarca era muy aficionado.
Felipe III fue el rey que más veces estuvo en Denia. Sus tres venidas a la ciudad, fueron a ruegos del Marqués, pero no hay que olvidar el asueto que para el monarca significaba, la paz que aquí respiró, unido al benigno clima y fragores del campo. De ello el Rey siempre guardó inmejorable recuerdo.
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