La imagen que tenemos de los piratas nada tiene que ver con la que tuvieron nuestros antepasados. El mar y una vida de aventuras parecen envolver la figura del pirata con un halo romántico que nos impide comprender el pasado. Detrás de esos hombres con garfios, parches y pata de palo se oculta uno de los mayores problemas que tuvo la civilización en general y las villas de Valencia en particular. Este artículo pretende desenmascarar esa imagen que el cine y la literatura han creado para mostrar con toda su crudeza las terribles consecuencias de sus visitas por nuestras costas y de paso relacionarlo con los hechos históricos que se produjeron en Villajoyosa en relación a este tema.
Durante la Edad Media y Moderna los mares del Mediterráneo estaban infectados de piratas y corsarios, los primeros era una asociación de hombres que se dedicaban al robo y al secuestro aprovechando sus barcos para llegar por sorpresa y escapar con el botín. Sus actividades eran ilegales y perseguidas por todos los reinos e incluían además del robo, la destrucción, el asesinato, el contrabando y el secuestro de prisioneros para luego venderlas como esclavos o cobrar un rescate. En cambio los corsarios, que también llevaban a cabo las mismas acciones tenían una cierta legalidad, ya que contaban con la llamada patente de corso, que era un documento que les daba permiso para mermar la capacidad del país enemigo mediante actos violentos.
El temor a los piratas y corsarios no estaba injustificado; sus consecuencias podían ser catastróficas y prueba de ello fue la desaparición de algunas ciudades como Ifach. Que fue despoblada a consecuencia de los continuos ataques de los piratas berberiscos. Entre los sucesos más notables de la Edad Media, hay que mencionar los hechos ocurridos en junio de 1304 cuando un ataque granadino sembró el pánico en Villajoyosa, llevándose a más de 200 habitantes, sitiando posteriormente Cocentaina y Alcoy e incendiando el valle de Jávea. Otro suceso, igualmente dramático, ocurrió en el verano de 1447 cuando los tunecinos desembarcaron por sorpresa en Benidorm y capturaron a la mayoría de sus habitantes.
El temor a los piratas y corsarios han dejado su huella en la historiografía, además de otras manifestaciones culturales. La expresión: “-No hay moros en la costa” es una de ellas. En el caso de Villajoyosa, contamos con las “Fiestas de Moros y Cristianos “ , un reflejo popular de una época que podemos situar entre los siglos XVI y XVII, donde vemos las armas de fuego, y los desfiles en formación que nos hablan sin duda de la defensa litoral del territorio. Pero es durante los actos del llamado “Desembarco” cuando podemos comprender la importancia que tuvo la defensa de la villa en aquella época.
Cada año, durante la madrugada del 28, se realiza una escenificación que rememora un importante ataque realizado por los piratas berberiscos, supuestamente al mando de Zallé Arraez, en 1538 que fue repelido por los habitantes de la villa, y tienen la particularidad de presentar un combate naval y un desembarco en la playa.
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