Uno de los hitos más importantes que marco el desarrollo de Villajoyosa durante la Edad Moderna, fue sin duda, la concesión por parte de Carlos I, sobre el permiso para poder celebrar una feria anual en Villajoyosa desde las fechas de celebración de la festividad de San Miguel hasta la festividad de Todos los Santos. Tal privilegio sólo se concedía a poblaciones con elevada actividad comercial, y que se ubicaran en puntos estratégicos como fue el caso de Elche (1326), Cocentaina (1349) y Alicante (1383).
Las ferias fueron un fenómeno económico surgido durante la Baja Edad Media en Europa Occidental, cuando las ciudades comenzaron a crecer junto al comercio a larga distancia, la artesanía y las finanzas, es decir, junto a todas las actividades económicas que iban más allá de la economía rural agropecuaria. La feria se diferenciaba de los mercados en la periodicidad y magnitud. Las ferias solía ser anuales, con una duración de más de una semana y el tipo de producto podía venir tanto de las zonas cercanas, como ser mercancías que recorrían grandes distancias. Los mercados en cambio solían durar un día y se celebraban semanalmente y tenían como función principal abastecer a la población de productos básicos, que generalmente procedían de las cercanías.
En el Archivo Municipal de Villajoyosa, se guarda el pergamino que Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, otorgó a los habitantes de Villajoyosa en las Cortes Generales de Aragón, celebradas en la ciudad de Monzón en 1533.
“Nós Carles, per grácia de la divina clemencia, emperador del romans, sempre august, rei de germania…(relación de todos los títulos del monarca)..La concessió de mercats a les comunitats i als seus homes, els nostres fidels als quals se’ls concedeix, sol èsser útil i fructuós. Mentre amb el comerc de vendes i de compres de la comunitat aflueix l’abundància de moltes coses i els seus ciutadans i habitants s’enriqueixen, i aixi com per la súplica davant la Nostra Mercé, per mitjanceria del nostre fidel Jaume Llinares, sindic de la Vila Joiosa, al regne de València, humilment presentada, que a la mateixa vila i als seus hòmens ens dignarem fer la gràcia i concessió de celebrar cada any mercat a la susdita vila”
El tema de este pergamino es la concesión para celebrar feria y mercado que debía celebrarse desde la fiesta de San Miguel hasta la Fiesta de Todos los Santos. La relación de esta feria con San Miguel se debe a que la fecha del santoral coincide con el final de muchas cosechas (algarroba, uva y almendra etc.,)
En el siglo XVI, Villajoyosa era lo suficiente importante en población y recursos económicos para contar con un síndico en las Cortes Reales. Siendo Jaume Llinares el encargado de solicitar el permiso real para poder celebrar una feria anual.
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