Intentar conciliar Religión con Historia no resulta fácil, mientras que la religión se basa en creencias y prácticas sobre cuestiones de tipo metafísico, la Historia se centra en aquellos hechos contrastados a través de los textos y otras fuentes, y mediante un método científico a la medida de su objeto de estudio, que es el pasado. Sin embargo, no se puede ignorar que muchas creencias religiosas están basadas en sucesos ocurridos en el pasado de lo que nos llega una pequeña parte a través del folklore y la tradición. En el caso, de la festividad de Santa Marta en Villajoyosa, podemos ver como un suceso ocurrido el siglo XVII sirvió para reforzar la fe de los feligreses y como hoy en día se sigue celebrando con gran sentimiento cada 29 de julio.
Santa Marta es la patrona de Villajoyosa. En la Biblia aparece como hermana de María y de Lázaro, del que imploró su resurrección. Vivía en Betania, en las cercanías del Monte de los Olivos. La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Villajoyosa, cuenta con la Capilla de Santa Marta que se construyó para albergar la imagen de la santa, de madera policromada y cuya talla procede del mascarón de proa de una embarcación del siglo XVI, según cuentan. Actualmente, el municipio rinde homenaje a su patrona mediante la celebración de una solemne procesión religiosa en la que la imagen de la Santa sale a hombros de la Iglesia y recorre las calles del Casco Antiguo, mientras los asistentes entonan los Gozos a Santa Marta como prueba de su fe.
El llamado milagro conocido como “Lágrimas de Santa Marta”, aconteció el 8 de mayo de 1653, cuando la imagen de madera, según acta notarial de entonces, lloró durante dos horas, coincidiendo con la firma por Felipe IV, cuando autorizó la construcción de un pantano en Relleu, destinado a regar la huerta de Villajoyosa.
Milagro o no, lo cierto es que la construcción del pantano de Relleu no se hizo de un día para otro, sino es el resultado de un largo proceso que no estuvo exento de dificultades como bien nos lo documenta: Pablo Giménez Font, en su artículo: El pantano de Relleu y el riego de la Huerta de Villajoyosa (1653-1879).
Su creación que ya se estuvo gestando en época de Felipe III, comenzó en 1630 cuando el síndico Santiago Gómez, acudió a Felipe IV a explicar la falta de agua para el riego de la Huerta de Villajoyosa y a solicitarle la construcción de un pantano en el término municipal de Relleu, con el fin de asegurar las cosechas y aumentar la población de la villa.
Relleu, y Orcheta se opusieron al proyecto, pero tras numerosos pleitos, Felipe IV otorgo el Real Privilegio el 8 de mayo de 1753 en Aranjuez:
«Para que procediese la Villa de Villajoyosa a su obra y erección, del modo, altura, fórmula y estado que les pareciera conveniente, sin que en adelante ni en tiempo alguno, sirviese de reparo, obstáculo o impedimento cualquier defecto y perjuicio de tercero».
El resultado tras su construcción fue positivo, como no podía ser de otra manera ya que la población pasó de 1.290 habitantes en 1646 a tener 4.221 en 1767. Consecuencia de los beneficios que el riego había reportado a la villa, como es el incremento de las cosechas y el aumento del comercio como resultado de los excedentes agrícolas.
En palabras de los síndicos:
«Los campos reducidos a una hermosa y dilatada huerta, donde se cogen copiosos frutos de seda, trigo, panizo, almendra, algarrobos y todo género de frutales, y poblada de muchos y hermosos edificios»
En definitiva el llamado “Milagro de las lágrimas de Santa Marta” nos habla también, de las esperanzas que la Villa puso en un proyecto que se esperaba fructífero , siendo éste el resultado de un largo proceso que se prolongó por más de 23 años, desde la solicitud a Felipe IV hasta que el Rey dicta el Real Privilegio. Un procedimiento cargado de conflictos tanto para su concesión, como después para su mantenimiento, ya que el municipio de Relleu, siguió luchando, con el fin de sacar algún beneficio de la obra hidráulicas que beneficiaba exclusivamente a la Huerta de Villajoyosa.
Para terminar, como anécdota, hay que señalar que el Real Privilegio, coincide en el día y mes de la concesión de la Carta Puebla de Bernat de Sarria en 1300, es decir, en los dos casos ocurrieron los hechos el 8 de mayo, por lo que todos los años se celebra el aniversario el mismo día. ¿Coincidencia o providencia?