Siglo XVIII

El siglo XVIII está marcado por un hecho trascendental como es la Guerra de Sucesión y en consecuencia, la repercusión que tendrá sobre el territorio.

Este conflicto viene a partir de la muerte sin heredero del monarca Carlos II, que designa a Felipe de Anjou como heredero. Tras la muerte del rey, es coronado Felipe V, y a partir de aquí se desatará el conflicto por la concentración de poder que supone para la Francia de Luis XIV. Por lo que las potencias europeas (Inglaterra, Provincias Unidas, Imperio Austrohúngaro) firman el tratado de La Haya, y proclaman como rey en Viena al Archiduque Carlos de Austria.

El conflicto tendrá también una dimensión nacional ya que habrá división en los territorios hispánicos a favor de uno u otro contendiente. El conflicto se resolverá con los tratados de Utrecht (1713) y Rastadt (1714), con el reconocimiento de Felipe V como monarca.

Esta victoria supuso una represión para aquellos que habían apoyado al archiduque Carlos, haciendo aquí incisión en los territorios de la Corona de Aragón, especialmente Cataluña y el País Valenciano. Aunque Nueva Planta en un primer momento supuso un castigo hacia los sublevados, posteriormente será retocado donde desaparecerá esa vena de “castigo”, pero sin embargo mantendrá la vena centralizadora que tanto le caracterizará.

A finales de siglo, inicios del siguiente, se produce el desmoronamiento de la estructura reinante y se inicia un hecho crucial con el que se marca el inicio de la época contemporánea en España, como es la caída del Antiguo Régimen durante el reinado de Carlos IV (1789-1808) y el inicio de la Guerra de Independencia (1808-1814).

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