La conexión comercial entre Madrid y Monforte en el S. XVIII: El ejemplo del aguardiente

El comercio realizado por los vecinos de Monforte a lo largo de la Edad Moderna se centraba sobre todo en el ámbito local y comarcal y se realizaba con productos variados como el esparto, el vino o la almendra. Sin embargo, a lo largo del S. XVIII, la industria y el comercio sufren un aumento de su importancia debido al auge cobrado por el Camino Real de Madrid y por la apertura del puerto de Alicante al comercio marítimo con América. De esta forma, los productos de la zona tenían ahora la posibilidad de comercializarse a mayor escala.

Una muestra de esta nueva posibilidad que se abre en el S. XVIII para comerciar a un nivel superior cuantitativa y cualitativamente nos lo encontramos en un contrato de compraventa fechado en el 7 de febrero de 1762. En este contrato, los monfortinos José Beltrán de Miralles y José Orozco, acuerdan con Marcos Mayoral, Superintendente General de la Real Renta de Aguardientes de Madrid, la entrega de 6.000 arrobas de aguardiente común anisado de buena calidad, condición y gusto, vendidas a 24 reales cada arroba. Estas 6.000 arrobas debían entregarse en el plazo de un año, a razón de 500 arrobas por mes.

La entrega del producto en Madrid debía hacerse por cuenta, riesgo y coste de los comerciantes monfortinos, quienes se encargarían de enviar los carros con el producto hacia Madrid. En cuanto a la entrega del dinero, una vez se hubiera recibido en Madrid el envío mensual, se daría a los conductores de los carros la cantidad acordada, 12 reales por cada envío mensual.

Sin embargo, el contrato presentaba una serie de condiciones un tanto rigurosas para los comerciantes monfortinos. En este sentido, José Beltrán de Miralles, para poder firmar el contrato, tuvo que hipotecar varios bienes como tierras, una casa y 2 fábricas de aguardiente. Pero a pesar de estas condiciones, a los monfortinos les interesaba realizar dicho contrato ya que les supondría enormes beneficios económicos. La muestra de la rentabilidad económica la tenemos en que unos años atrás, en el 1759, el propio José Beltrán de Miralles firmó otro contrato para llevar a Madrid 2.000 arrobas de vino al precio de 6 reales cada una. Por lo tanto, con esta nueva venta estaban cuadruplicando el precio de la anterior venta, obteniendo unos ingresos totales de 144.000 reales, una cantidad que, una vez restado el coste de producción y transporte, seguía siendo realmente interesante para estos comerciantes monfortinos que nos muestran cómo un pequeño pueblo no está aislado del todo con el comercio a una escala mayor, siendo además muestra clara del contacto comercial que se produce en estos momentos entre el interior peninsular y la periferia. Además, la tradición de elaborar aguardiente todavía hoy en día sigue realizándose en Monforte, con varias destilerías importantes no sólo a nivel local, sino también a nivel nacional. Y a estos vecinos monfortinos, José Beltrán de Miralles y José Orozco, bien podemos considerarlos como pioneros en el comercio del aguardiente de Monforte.

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