Actualmente la patrona de Monforte del Cid es la Inmaculada Concepción, o lo que es lo mismo, la Purísima. Pero para que acabara siendo la patrona, tuvo que acontecer una gran cantidad de sucesos. En primer lugar hay que tener en cuenta que, originalmente, el Cristianismo veneraba a José, María y el Niño Jesús. Pero con el tiempo las personalidades de devoción fueron aumentando (apóstoles, mártires, etc.). A través de la representación de la Virgen María surgen numerosas Vírgenes como por ejemplo la Inmaculada Concepción, que es una representación de la Virgen María que hace referencia a la concepción sin pecado original de María a través del Espíritu Santo, una explicación que chocaba contra la naturaleza reproductiva entre hombre y mujer y que sólo se comprendía a través de la fe. Dentro de la Iglesia comienzan a surgir posturas a favor y en contra del culto a la Inmaculada Concepción y finalmente se decidió su prohibición, que duró casi 400 años. Se realizaron varios concilios con el objetivo de conseguir una Bula de Dogma de Fe que permitiera legalizar el culto a la Inmaculada Concepción, pero tardó en lograrse, exactamente hasta el 1662.
Pero antes de esta legalidad, el culto de la Purísima ya había entrado en tierras alicantinas a mediados del S. XVI. Concretamente, en el 1569, el Obispo de Orihuela Gregorio Gallo de Andrade, estableció en su diócesis una fiesta honorífica a la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre, lo que supone el comienzo de una profunda devoción mariana en territorio alicantino. Resulta curioso el hecho de que si estaba prohibido su culto no se hiciera nada por parte del Papado, pero es que la postura del Papado era controvertida y no se pronunciaba todavía, ni a favor ni en contra del culto a la Purísima.
El 8 de diciembre de 1662, Alicante decidió rendirle devoción a la Inmaculada Concepción con la aprobación del obispo de Orihuela Bernardo Caballero. Y al hacer esto Alicante, también lo hacía Monforte puesto que pertenecía a su término municipal. Además, hay que tener en cuenta que Alicante fue la segunda ciudad en España que mostró pública y legalmente devoción a la Inmaculada Concepción, tras Sevilla.
Finalmente, en el 1662 el Papa Alejandro VII promulga una bula por la que se legalizó el culto a la Inmaculada Concepción. En toda esta labor jugó un papel crucial Felipe IV, uno de los principales artífices de la legalización del culto a la Purísima, algo que ocasionó la celebración de fiestas en numerosas ciudades de Europa y sobre todo de España, Alicante entre ellas.
Debido a que la devoción a la Purísima fue ganando importancia, el Obispo de Orihuela concedió el patronato de la Inmaculada Concepción a Monforte en el 1729, acabando así con la devoción al antiguo patrón, Sant Jaume, que lo era desde la época medieval, desde una fecha incierta pero que seguramente estará vinculada con la reconquista (mediados del S. XIII).
Con el nombramiento de la nueva patrona, se realizó una imagen de la Purísima que fue albergada en la iglesia de Santa María. Sin embargo, esta no es la misma imagen que nos encontramos en la actualidad puesto que en el 1936, dentro del contexto de la Guerra Civil, desapareció la imagen y sus joyas, lo que se conocía como “el Tesoro de la Purísima”. Ante esta situación, tras la contienda civil, los monfortinos encargan a Valencia la construcción de una nueva imagen de la Purísima que es la que actualmente preside el altar mayor de la Iglesia de Nuestra Señora de las Nieves.
Al ser la nueva patrona, se le realiza a la Purísima una gran cantidad de rogativas. Sin ir más lejos, al año siguiente del nombramiento como patrona, en el 1730, para acabar con la sequía, sacando a la imagen de la Inmaculada Concepción en procesión por Monforte. Así, hay que destacar que a partir de este momento la Virgen de Orito perderá peso en las rogativas, siendo más consultada para ello la Inmaculada Concepción, principal patrona de la localidad.