Las veguerías en Cataluña eran distritos regidos por vegers, funcionarios judiciales de índole territorial.
La jurisdicción del “veguer” era ordinaria y comprendía el mero y mixto imperio en toda la veguería. Sus sentencias eran apeladas ante el Gobernador Genneral, escapando a su jurisdicción sólo las de manifiesta opresión: pobres, huérfanos, viudas y miserables, causas fiscales, algunas causas de regalías. Eran causas de su jurisdicción buen número de regalías, intervenía en procesos de paz y tregua, en la convocatoria de somatenes y en el mantenimiento del orden público, con una limitada dirección militar.
Otras causas que se atribuía eran la ayuda a la recaudación de tributos, la toma de posesión de lugares en nombre del rey, la información del estado sanitario, el abastecimiento de víveres, la habilitación de notarios públicos… Su nombramiento dependía del rey o del virrey, sobre ternas presentadas por las autoridades locales.
Existían interferencias entre veguers y bayles por la jurisdicción. En municipios que no eran cabeza de veguería, pertenece al bayle el mixto imperio y al veguer el mero imperio o jurisdicción criminal, castigados con pena corporal. En cabezas de veguería, el mixto imperio es común, compartido, mientras el bayle se ocupa de temas específicos: jurdisicción gremial, esclavitud…, los demás temas pertenecen al veguer.
En Valencia el control de los asuntos económicos recaía sobre El Mestre Racional y los Bailes Generales. El Mestre Racional es una especie de contador y supervisor general de cuentas con jurisdicción en todo el reino. Poseía una oficina radicada en el Palacio Real, que custodia el archivo de los bienes del Real Patrimonio y rinde informes periódicos sobre el estado de la Hacienda del Real Patrimonio.
El Baile General actuaba como administradores de los biens del Real Patrimonio en territorios coincidentes con las gobernaciones. Disfrutaban de la jurisdicción ordinaria respecto a su función. El titular de la bailía septentrional residía en Valencia, mientras que la meridional tuvo su sede en Orihuela hasta 1647 en que pasó a Alicante, tras un pleito y pago de 20.000 reales.