La referencia a 32 oficios y profesiones diferentes en los morabatíes de las cuatro primeras décadas del siglo XV nos indica que Segorbe no era, pues, una localidad monótona, integrada exclusivamente por labradores y ganaderos, sino una sociedad plural y diversificada: un verdadero microcosmos urbano que no sólo no había perdido un ápice de su vieja impronta, sino que había conquistado nuevos galones en el escalafón de las ciudades valencianas. En cualquier caso, los datos del morabatí segorbino no es una fuente muy indicada para el estudio socio-profesional.
Si así lo hiciéramos resultaría que Segorbe disponía de un desmedido haz de población dedicado a la agricultura, la ganadería y la silvicultura (88 % de sus habitantes) y de un sector típicamente urbano raquítico, con un 7 % de artesanos y un 5 % de comerciantes y profesionales. Sin duda, la mayor parte de los segorbinos estaban dedicados al cultivo de la tierra, la crianza del ganado y la explotación de los recursos forestales. El problema radica en determinar su proporción exacta y en establecer su evolución a lo largo de la centuria.
Hoy es posible afirmar que la pujanza de las actividades manufactureras y de servicios durante el primer tercio del siglo XV no era un simple reflejo de la capacidad de consumo de las cortes condal y ducal o de los grandes monasterios, como el de Valdecristo, sino también de la propia estabilidad económica de la sociedad segorbina. En contraste, también es posible señalar que la crisis de la manufactura y del comercio local durante el segundo tercio -y, probablemente, el tercero- de la centuria, debió provocar un movimiento de realce relativo del sector primario segorbino. Todavía estamos lejos, pues, de un verdadero proceso de ruralización del tejido social segorbino que -en todo caso- será mucho más tardío. Sus primeros síntomas datan de comienzos del siglo XVII y su culminación constituye uno de los rasgos más sobresalientes de la historia segorbina durante el siglo XVIII. Consecuentemente, la creciente ruralización de la estructura productiva y social del Segorbe cuatrocentista obedece más al hundimiento de los sectores secundario y terciario que a una verdadera apuesta económica a favor de las actividades agrícolas, ganaderas y forestales.