Segorbe seguía manteniendo en el siglo XV un muy equilibrado sector primario. Una proporcionada combinación de regadío altamente productivo y muy incentivado mediante las obras hidráulicas acometidas en tiempos de Dª. María de Luna, una avanzada agricultura de secano, grandes superficies para pasto, reconocidas en los privilegios de 1256 y 1321, y los ricos recursos forestales de las serraladas circundantes constituían sus notas características. Aunque su estructura de la propiedad agraria seguía dominada por pequeños y medianos patrimonios libres o alodios, la creciente pobreza del campesinado a lo largo de la centuria y la presión del primer duque de Segorbe pronto debieron suponer la ampliación del dominio censido. Este fenómeno, apenas relevante durante los dos primeros tercios de la centuria, parece haber afectado más a la propiedad urbana que a la rústica.
Gracias al dinamismo económico y demográfico de los últimos años del siglo XIV y a la orientación comercial de la agricultura segorbina, la capital de Palancia había conseguido incrementar la superficie de tierra irrigada, sobre todo gracias al esfuerzo del campesinado mudéjar. Los musulmanes continuaban siendo los grandes responsables del crecimiento del regadío en Segorbe a lo largo del siglo XV y serían los protagonistas de una profunda reforma de la administración del riego en 1430.
En Segorbe la ganadería no era un mero complemento de la agricultura sino una actividad económica muy especializada y diversificada. En principio, habría que distinguir entre el ganado autóctono y el trashumante. Éste último solía bajar desde Teruel para efectuar el pasto de invernada en el término de Segorbe. La cabaña local estaba formada por dos grandes bloques. El primero comprendía, básicamente, aves de corral, conejos, cerdos, vacas, bueyes y toros, mulas y caballos destinados a labores del campo y a la economía doméstica. El segundo, integrado por cabras y ovejas, constituía el eje de la ganadería comercial segorbina.
También resulta verosímil que la mayor parte de la misma estuviese compuesta por ganado ovino, dada la ubicación estratégica de Segorbe dentro del área de influencia del cuadrilátero lanero formado por Valencia, Tortosa, Zaragoza y Cuenca. Aunque su centro económico era la ciudad de Morella, Segorbe parece haber sido uno de los grandes puntos de aprovisionamiento de lana cruda, en parte debido a su condición de centro productor, y en parte también al hecho de ser núcleo del pasto de invierno de la cabaña turolense y punto de paso del ganado lanar y cabrío hacia Valencia. De la importancia del comercio de la lana segorbina, autóctona o foránea, no cabe duda. De hecho se trata de la única actividad mercantil no monopolizada por los comerciantes segorbinos y capaz de atraer grandes capitales y empresas, como la florentina firma Datini de Prato.