La elevada representatividad social del cabreve de 1737 avala las afirmaciones anteriormente expuestas en la entrada que precede a esta misma. El número de declarantes segorbinos consignados era de 423, es decir, nada menos que un 76 % del vecindario de 1735. Pero mucho más interesante resulta comprobar el incremento general de los dominios enfitéuticos en Segorbe entre 1661 y 1737. En general, el numero de enfitéuticas había aumentado cerca de un 21 %, pasando de los 349 declarantes de 1661 a los 423 de 1737.
El censo de 1747 continúa siendo una pieza inapreciable y muy precisa para el crecimiento de la realidad demográfica de Segorbe a mediados del siglo XVIII. Pese a su gran cantidad de detalles, el registro no contiene información alguna acerca de la población eclesiástica de la ciudad y tampoco sobre los niños de edades comprendidas entre los 0 y los 12 años, dado que se trata de un listado de comulgantes. Aunque el conocimiento de este sector de la población segorbina nos hubiera ayudado a entender mejor su potencial demográfico y el impacto real de su vertiginoso crecimiento hasta 1768, el censo de 1747 permite vislumbrar la naturaleza esencialmente periférica y rural del incremento demográfico segorbino en los años centrales del siglo XVIII, efecto y causa, a la vez, de la notable transformación de los cultivos que hemos podido detectar en el cabreve de 1737 y que ,seguramente, se mantuvo hasta finales de la centuria.
El incremento demográfico del segundo tercio del XVIII había permitido reforzar al consistorio segorbino los flancos más débiles de la hacienda local: el endeudamiento que venía arrastrando desde la Guerra de Sucesión y el déficit general de sus finanzas. Pero la ampliación del número de contribuyentes no fue la única clave del enderezamiento de su tesorería municipal. La rigurosa y sostenida actualización de los arrendamientos de propios y servicios también había contribuido a paliar el lastimoso estado en el que se hallaban las finanzas locales en 1747.