La guerra de Espadán (1527) fue un conflicto que enfrentó a la Corona y a los estamentos cristianos del Reino de Valencia contra los musulmanes de la Sierra de Espadán, situada en la actual provincia de Castellón y colindante con el término de Segorbe.
Los orígenes de esta guerra se encuentran en la pluralidad religiosa de la Valencia medieval. La conquista del reino, realizada por Jaime I entre 1233 y 1245, se había asentado en amplios acuerdos con las comunidades locales musulmanes. La población se quedó con la tierra en usufructo conservando la mayor parte de sus derechos, incluidos los religiosos; a cambio, el conquistador se hacía con el poder político, colocándose una estructura de dominio cristiana sobre un territorio musulmán. A partir de entonces comenzó el movimiento repoblador. Con la afluencia de pobladores del norte en territorios previamente musulmanes y la paulatina consolidación de la aristocracia feudal, comenzó a desarrollarse una sociedad de marcado carácter cristiano. Conforme el equilibrio demográfico se fue inclinando del lado cristiano (siglos XIV y XV), la población islámica fue viendo paulatinamente socavadas las libertades pactadas en las capitulaciones (de emigración, religiosas, de llevar armas, etc.), al tiempo que sufrió una creciente discriminación y segregación.
Simultáneamente, las clases populares desarrollaron una creciente hostilidad hacia la comunidad musulmana. Si bien las relaciones no tenían por qué ser conflictivas en principio, los roces eran frecuentes debido a los distintivos físicos, al hecho de que los musulmanes conservaban una ley y una religión distintas y, sobre todo, a que constituían una mano de obra dócil dispuesta a pagar más tributo a sus señores a cambio de conservar su religión, razón por la cual eran preferidos a la hora de realizar las labores del campo. En el Reino de Valencia, la convivencia entre las comunidades cristiana y musulmana se habái deteriorado tanto que, en 1521, los agermanados, cristianos todos ellos y rebeldes contra la Corona y la nobleza, forzaron a muchos musulmanes a bautizarse. Este episodio, ocurrido sobre todo en las comarcas que caen entre la Ribera y la Marina (lejos, pues, de la sierra de Espadán), constituye el precedente claro de la guerra que nos proponemos explicar. Carlos V se sirvió de este suceso para extender el bautismo a todo el reino y a los demás de la Corona de Aragón. En 1525 ordenó la conversión, pero muy pronto se topó con la oposición del duque de Segorbe, don Alonso de Aragón, uno de los mayores terratenientes y señores de mudéjares en el Reino,. Consciente de que, “a causa de la conversión he de quedar destruido”, el duque trató de diferir la medida tanto como pudo, al tiempo que enviaba quejas a Su Majestad exponiendo su problemática. La guerra estaba a punto de estallar.