Los moriscos o cristianos nuevos eran muy distintos a los conquistadores o cristianos viejos que habían llegado a Valencia desde el siglo XIII. La convivencia entre ambas comunidades parece que no fue fácil dado que persistía el problema de su integración pese a la conversión forzosa tras las Germanías.
Los rebeldes agermanados de Valencia obligaron a escoger entre la conversión o la muerte a miles de moriscos, principalmente porque estos habían permanecido fieles a los señores y al Rey. La iglesia había fracasado en la evangelización, por lo que la conversión debía cambiarlo todo, unificar a la población valenciana bajo la fe cristiana. Pero lo que salió de esta conversión forzosa no fue una nación unificada, sino una brecha aun mayor ya que, si bien ya no eran moros, seguían siendo atacados y acusados de no seguir los preceptos cristianos.
No obstante, había una cierta contradicción entre lo que decía la religión, que todos habían de ser cristianos, y la estructura social del reino y ciudad de Valencia, basada en una división jerarquizada entre cristianos y moros primero, y entre cristianos viejos y nuevos después.
Pero el gran golpe para los musulmanes fue cuando se promulgó el 13 de septiembre de 1525 la orden real que obligaba la conversión, la cual fue preludio de la rebelión del Espadán donde los musulmanes se negaron a convertirse demostrando que la conversión no iba a ser algo fácil y que no iba a poder llevarse a cabo sin resistencias serias.
Los moriscos, que suponían un tercio de la población del reino de Valencia, fueron por tanto un grupo marginado acusado en la Valencia del siglo XVI desde usar vestiduras excesivamente baratas y poco abrigadas, consumir hortalizas en exceso o ir en grupos por los campos. Aunque parezcan cosas comunes, eran generalidades utilizadas para resaltar el sentimiento de odio hacia aquellos que hasta entonces habían venerado a un dios distinto, a lo que contribuyeron las sucesivas rebeliones como la del Espadán que ya hemos mencionado.
Pero, ¿Cómo reaccionaron los moriscos ante una sociedad que los discriminaba y agredía constantemente? Cierto es que cada vez más los moriscos prefirieron vivir alejados, en el campo o las montañas, por lo que aunque la población morisca de la ciudad de Valencia siguió siendo alta dada la necesidad de campesinos para el cultivo de la huerta, su número descendió. Se creó así mismo un sentimiento de apoyo y solidaridad entre los moriscos valencianos, que sería la base de las revueltas que tendrían lugar a lo largo de la centuria para luchar contra los abusos de los cristianos.
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